Max Verstappen ganó el GP de Países Bajos con un fin de semana impecable y aguantando la presión de un Lewis Hamilton tenaz y reactivo. Con 'Checo' ya preocupantemente largando demasiado seguido desde el fondo de la parrilla, debió soportar solo la presión de Hamilton toda la carrera y el juego estratégico con Bottas.

Hamilton paró en la Vuelta 20 para calzar Medios y obligó a Max a hacerlo en el giro siguiente (para calzar Duros). Pese a una parada floja de Ham (3,6 segundos contra 2,7 de Verstappen), le recortó dos segundos en su outlap y quedó, a partir de allí, muy cerca del neerlandés.

La estrategia quedó así en dos paradas para los dos contendientes por el título y una para Bottas, aguantando muy bien con unos Blandos en hilachas hasta que Max le dio caza y lo pasó como parado en la recta, haciendo rugir las repletas tribunas.

Desde la primera parada, Hamilton se mantuvo pegado al holandés todo lo que le permitieron los constantes rezagados, a tiro de undercut, pero, en cuanto lo buscaba, Max mostraba un ritmo por lo menos tan bueno como el del británico. Detrás, Pierre Gasly se confirmó como el mejor del resto (terminaron todos a una vuelta de los tres más rápidos).

Promediando el GP,  se vio el momento más dramático de una carrera procesional y estratégica como se esperaba, cuando Sebastian Vettel quedó atravesado en la línea ideal de la pista por un medio trompo cuando intentaba superar a un Alfa Romeo: Bottas llegó un instante después, y debió esquivarlo por afuera de la pista.

En la Vuelta 39, Hamilton hizo su segunda parada en Boxes. Estaba muy cerca y el undercut era un peligro cierto. Pero Red Bull lo conjuró con una parada perfecta en el giro siguiente. De allí en más, Max gestionó de manera granítica lo que quedaba, con Hamilton alcanzándolo, pero sabiendo que no tenía con qué pasarlo.

Hubo tiempo para una pantomima absurda de Mercedes que, para asegurarle el punto por la vuelta más rápida de carrera a Ham, hizo entrar primero a Bottas cuando la carrera expiraba pero le pidió que no hiciera la vuelta rápida, cosa que el desahuciado finlandés desobedeció diligentemente. Eso dejó a Hamilton con una sola vuelta para birlarle ese punto a su compañero de equipo (clavó 1m11s) y quedar a tres puntos de Verstappen, de nuevo puntero del campeonato.

Detrás de Verstappen, Hamilton y Bottas quedó un Gasly impecable todo el fin de semana, con Leclerc quinto (otra vez Ferrari sufrió con los neumáticos: tanto él cuanto Sainz Jr., que terminó séptimo, sufrieron muchísimo para poner en temperatura los Duros en el tramo final). Alonso, en gran tarea, llegó sexto, el malhadado Pérez pudo remontar hasta el octavo puesto, por delante de Ocon y Norris en la zona de puntos.

Carrera perfecta de los dos candidatos al título. Max fue mejor todo el fin de semana, pero gestionó todo el tiempo su ventaja y jugó a ser El Caballero de la Angustia (¡salve, Eliseo Prado!). Hamilton remontó un fin de semana horrible en las prácticas (con problemas técnicos y más lento que Bottas el viernes) y minimizó los daños: si Max o Red Bull hubieran cometido el más ligero error, la ganaba.

Reconocimiento también al nivel de todos los pilotos (salvo el infame Mazepin, un peligro que un día causará un desastre), que en un circuito endiablado y traicionero superaron todo el Gran Premio sin necesidad de Safety Car.

Para la semana próxima se viene el GP de Italia en Monza, el Templo de la Velocidad, y con la segunda Qualy al Sprint. Como dijo Bernie Ecclestone hace poco, este campeonato lo ganará el que se equivoque menos: Max ya lo entendió, y por eso la victoria de hoy es más trascendente; el pibe de F3 y Karting que por ganar lances en pista perdía puntos ya no existe más. Ahora corre para ser campeón del mundo.