Desde los años 80, en los albores de la Era Ecclestone, los garajistas británicos dominaban la F1 deportivamente y numéricamente. Ferrari, el equipo más poderoso, estaba en minoría a la hora de votar, frente a una plétora de escuderías británicas. La solución alla Ecclestone fue otorgarle a Ferrari un poder de veto, con el objetivo de imposibilitar un reglamento deliberadamente perjudicial para los italianos.

Ahora, saliendo de su blandura habitual en las declaraciones, el jefe de Ferrari, Mattia Binotto, amenazó veladamente con utilizar este privilegio nunca invocado a la postre por la Scuderia si el Reglamento Técnico de 2023 les parece caprichoso o tendencioso. Para Binotto, las modificaciones en ciernes no responden a un motivo de seguridad.

Esta semana, Mohammed ben Sulayem, el presidente de la FIA, anunció el envío del texto de 2023 al Consejo del Motor para su aprobación. En él se incluiría un aumento de 15 milímetros en la altura mínima de los autos (un abismo en la F1). El único equipo que apoya la medida con todas sus fuerzas es Mercedes; todos los demás equipos piensan que es una regla que sólo favorecerá a Mercedes a nivel rendimiento. Es un momento clave de la flamante gestión de ben Sulayem: ¿se cortará el tácito favoritismo de la FIA de Jean Todt hacia Mercedes?

En este marco, Binotto se mostró esperanzado en que “No haya ningún cambio. No veo ninguna razón real para hacer cambios en el Reglamento Técnico por razones de seguridad, especialmente si nos fijamos en las últimas carreras”, alegó. La FIA asegura que en el final de este año habrá circuitos donde volverá el porpoising; pronto veremos quién tiene razón.

Pero, por lo pronto, Binotto añade que introducir cambios en las regulaciones aerodinámicas a esta altura del año obligará a cambiar los conceptos de los autos de 2023, ya elaborados. Es dinero y tiempo.

“Si las regulaciones aerodinámicas cambiasen para 2023, sería un problema considerable teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos. Habría muy poco tiempo para cambiar el concepto del nuevo coche", argumentó.

Y agregó: "Y, repito, no hay razones para introducir cambios en el reglamento técnico citando razones de seguridad. Entonces, creo que no puede suceder, y si lo hace, trataremos de descubrir cómo detenerlos”. En realidad, Binotto sí sabe: el poder de veto de Ferrari sigue ahí.