Ayer, en el final de la crónica de la Clasificación, en Continental Web avizorábamos una carrera somnolienta con Max escapándose adelante, salvo que la lluvia o un Safety Car dijeran lo contrario. Pues bien, la lluvia, que se mantenía en las montañas circundantes desde bien temprano (las nubes se volvieron amenazantes ya durante la Carrera 2 de la F3, a las 8 de la mañana), empezó a caer, primero tenuemente, como impulsada por el viento, sobre el circuito, pero se tornó de pronto en una tormenta de primavera mediterránea y trastornó completamente a los equipos.

Hasta la Vuelta 29 estaba claro que Verstappen aguantaría 35 o 40 giros hasta poner Blandos, que Alonso tenía que hacer lo mismo porque ni siquiera con Duros podía seguir el ritmo de Max con Medios y que los demás estaban a una luz, en batallas tensas pero carentes de acción real. Desde entonces creció la certeza de que la lluvia iba a llegar, y esta tensión se mantuvo durante una veintena de vueltas. Max Verstappen mantuvo la distancia con Alonso con Medios en hilachas, y el propio asturiano también sufría por el graining pese a calzar Duros.

F1: victoria implacable de Verstappen en un GP enloquecido por la lluvia

La lluvia cortó el nudo gordiano y provocó un zafarrancho entre las vueltas 52 y 55. La mayoría entró a calzar Intermedios, Aston Martin cometió la demencia de ponerle neumáticos para piso seco al Nano; aunque al final no perdió posición por entrar dos veces en tres vueltas a cambiar gomas. Sin embargo, en ese dislate perdió toda la mínima chance que la lluvia había generado de que Alonso ganase por trigésimo tercera vez en la F1.

F1: victoria implacable de Verstappen en un GP enloquecido por la lluvia

La lluvia siguió arreciando y durante algunos minutos los Intermedios eran insuficientes para tramitar el torrente en la pista. El resultado fueron permanentes derrapes, salidas de pista, pasadas, choques, toques entre autos y toques a las paredes. Más de una vez, el mismísimo Verstappen estuvo a punto de perderlo todo.

F1: victoria implacable de Verstappen en un GP enloquecido por la lluvia

Entre paréntesis: chapeau para Ross Brawn Pat Symonds, los que diseñaron los autos de esta época con el objetivo, entre otros, de que no se rompieran al mínimo roce. Este fin de semana se revelaron blindados ante las crueles paredes de Monte Carlo.

Y chapeau, sobre todo, para Esteban Ocon, que tras una Clasificación brillante mantuvo el tercer puesto ante los embates, primero, de Sainzr Jr., y al final, de Hamilton y Russell, en una de esas tareas pétreas que revelan lo mejor del talentoso pero a veces terco piloto francés.

Ocon aguantando los trapos
Ocon aguantando los trapos

Max y Alonso estuvieron como siempre: valientes hasta la temeridad y quirúrgicamente precisos en la conducción incluso en los muchos momentos en los que perdieron el control de sus vehículos.

Para Ferrari, otra carrera entre el anonimato y los cameos innobles. Esta vez pagó Sainz Jr., con una parada absurda que lo dejó detrás de Ocon, cuando tenía ritmo para quedarse en pista y forzar el overcut.

Para Mercedes, como te contábamos en crónicas anteriores, estrenar las abundantes modificaciones del auto (abandonando el concepto de pontones ínfimos) en este circuito les impide sacar conclusiones demasiado serias. Hamilton pareció más contento con el nuevo auto, y Russell más quejoso.

Alpine, sin tener que pagar por la falta de potencia de su motor Renault (el underdog de esta parrilla), pudo exhibir lo mejor de su auto. Los demás (con McLaren en cabeza y Tsunoda en degradée), la yugaron desde lejos, a una vuelta de los punteros.

Checo Pérez no sumó puntos y ve mermadas sus menguadas posibilidades de ser campeón del mundo este año. Salvo que a Verstappen le dé una urticaria en las manos que le impida subirse al auto ocho carreras, no se ve cómo el tapatío podría descontar la gran ventaja acumulada por el bicampeón reinante, una implacable e ígnea máquina de ganar. 

Pérez largó último en el peor circuito del universo para afrontar tal eventualidad, luchó como loco y se equivocó mucho. No sumó. El campeonato es un albur.
Pérez largó último en el peor circuito del universo para afrontar tal eventualidad, luchó como loco y se equivocó mucho. No sumó. El campeonato es un albur.

La acción de la F1 seguirá la semana que viene en el circuito de Barcelona-Catalunya, para el GP de España. Con este nivel de dominio de Red Bull, ya anticipamos un 1-2 de los austríacos, salvo que choquen de nuevo o haya un diluvio.

F1: victoria implacable de Verstappen en un GP enloquecido por la lluvia