Continúa el operativo clamor de los tres grandes presupuestos de la F1, Red Bull, Ferrari y Mercedes, para elevar el techo presupuestario pactado para 2022 en 140 millones de dólares. La espiral inflacionaria internacional impulsada por el conflicto bélico en Ucrania ha disparado los costos logísticos y de materias primas ‘raras’ en la máxima, y Christian Horner sigue su intifada por los medios para que se suba el tope de gastos, aduciendo ‘fuerza mayor’.

El jefe de Red Bull asegura que se debe evitar “un mundial de contabilidad”. “Cuando todos acordamos estas reducciones, nadie habría predicho lo que pasaría en el mundo y cómo eso está aumentando la inflación de manera global. Lo vemos en Fórmula 1, lo vemos con la logística y con los costes de energía. Eso para mí es algo que la FIA necesita tener en cuenta”, arguyó en declaraciones a Sky Sports F1.

En contraste, el experimentado Fréderic Vasseur, jefe de Alfa Romeo, tiene una solución sencillísima para las cuitas económicas de los tres grandes: “La mejor solución es apagar el túnel de viento y parar de traer actualizaciones cada fin de semana. Estamos en esta situación y más tarde o más temprano vamos a tener que detener el desarrollo del coche, porque estaremos al límite de nuestro presupuesto y creo que todo el mundo puede hacer lo mismo”, adujo Vasseur en declaraciones a Autosport.

Si el objetivo de la FIA es, como declamó hace meses Pat Symonds, referente técnico de Liberty Media y FIA, llegar a un gap del dos por ciento entre la pole y la cola de la parrilla, lo peor que podrían hacer es darles a los tres grandes esos pocos millones extra que están demandando.