Introducción

Hay que comenzar diciendo que el talentoso australiano Oscar Piastri ganó su primera carrera en F1, y que Max Verstappen obtuvo con una anticipación histórica (y vergonzante para la FIA y Liberty Media) su tercer Mundial consecutivo.

Lo segundo es el contexto: se confirma que, como se pensó desde el principio, la única idea que aportó Stefano Domenicali en el puesto que históricamente ocupara Bernie Ecclestone (mandamás comercial de la F1), el Sprint, degrada el concepto de Gran Premio de F1 (su característica esencial: una carrera por fecha). Mañana se correrá por nada importante. Se dejan estas y otras reflexiones marginales para el final, después de la crónica propiamente dicha.

              Sprint

La competencia en sí fue intensa, caótica y llena de peripecias, como una carrera clásica de F3. Los temerarios que habían calzado neumáticos Blandos se beneficiaron en la largada: mientras Norris no consiguió nada de tracción y pasó rápidamente de la segunda a la sexta posición, y Verstappen perdía con las dos Ferrari y con Russell, el talentosísimo australiano Oscar Piastri lograba mantenerse adelante. Pero el caos comenzó en el primer sector: el joven Lawson, de Alpha Tauri (reemplaza desde Zandvoort al lesionado Ricciardo), no encontró tracción en una de las endiabladas curvas de este trazado de Losail y se fue solo a la leca: primer Safety Car y respiro para el puntero de McLaren. 

En la Vuelta 3 ya se relanzó la competencia, y Piastri se pasó (también en el endiablado Sector 1); Russell se lo morfó y se escapó adelante, beneficiado por los todavía lozanos neumáticos rojos. Pero enseguida se fue de pista solo (por enésima vez) el estadounidense Sargeant, en un año debut pésimo; segundo Safety Car, hasta la vuelta 6. 

Ya en la Vuelta 9 (de 19 que tenía la competencia), las gomas rojas empezaban a desfallecer, y Verstappen se pudo desayunar a Leclerc para ponerse cuarto. En la Vuelta 10, Piastri, con una conducción agresiva y precisa, acosaba a Russell en procura de la punta. Pero mientras tanto, en una de esas maniobras que hacen que Esteban Ocon sea uno de los pilotos más detestados por sus rivales, el francés de Alpine chocó a Hülkenberg (intentó doblar como si no hubiera nadie por afuera, pero estaban el de Haas y el otro Red Bull); el alemán quedó ‘ensanguchado’ entre el galo y el mexicano, y quedaron fuera de carrera tanto Checo como Ocon, con Hülkenberg sobreviviendo, aunque con el coche ‘herido’. Nuevo Safety Car, el tercero en diez vueltas, y Max Verstappen tricampeón del mundo. 

El Sprint se relanzó en la Vuelta 14. En la 15, el siempre deslumbrante Lando Norris pasó por afuera a Carlos Sainz Jr, pero perdió la posición incluso con la otra Ferrari (el circuito es muy difícil para la técnica conductiva, y la baja adherencia lo hace más endiablado aun). Verstappen, que ya había superado al madrileño de Ferrari, pasó a un inerme Russell para colocarse segundo a 2,6 segundos del puntero Piastri. 

A partir de allí, entre las muchas peleas por posiciones entre los que llevaban lánguidas gomas rojas y los que todavía podían ser agresivos con las amarillas, el australiano y el neerlandés se empezaron a sacar un récord de vuelta tras otro. Pero, mientras atrás Norris terminaba pasando a las dos Ferrari y Hamilton daba cuenta de Alonso (otro que calzaba neumáticos Blandos) para ponerse séptimo, Piastri pudo aguantar bien y llegar a la bandera a cuadros en primer lugar por primera vez en su breve trayectoria en la F1. 

Premio para un McLaren que comenzó el año con el peor auto pero que, a partir de la novena fecha, fue encontrando mejoras y rendimiento como para, en este momento, amenazar incluso el segundo puesto de Constructores. Como frutilla del postre, Lando Norris superó al Mercedes de Russell para teñir incluso más de color papaya el podio (metafórico) del sábado, con el tricampeón Verstappen segundo. 

              Reflexiones finales

No se puede no decir que entre la FIA (exterminando en dos ukases la gravitación del efecto suelo que habían diseñado a nivel reglamentario Ross Brawn y su equipo técnico) ha vuelto a la F1 a la situación de 2009-2021: si un equipo encuentra ‘algo’ a nivel microaerodinámico para sacar ventaja al principio de un ciclo reglamentario, pueden pasar siglos que ningún otro equipo lo podrá alcanzar. En esa situación estamos (te lo advertimos en Continental Web el año pasado, a la altura del GP de Bélgica) hasta que se estrenen los motores de 2026. 

A eso se agrega que la única idea que aportó Stefano Domenicali desde que es el mandamás comercial de la F1, el Sprint, ha degradado (como se pensó desde el primer momento) el concepto de Gran Premio: básicamente, correr una sola carrera por fin de semana. Pruebas al canto: Max salió campeón del mundo el sábado, y mañana se correrá (como el resto del año) por el honor y por segundos puestos. 

Con su lenguaje político (ese mismo que justificó con bellas palabras cada medida que fue destruyendo a Ferrari como equipo en su momento, hasta el día de hoy de forma irreparable), Domenicali le puso 'Sprint' para no decir que es una carrera (al Sprint). Sin embargo, con palabras no se puede tapar la realidad y al cabo de tres temporadas de experimento hoy el efecto es palpable.

Dicho esto, hay que agregar que el circuito de Losail, diseñado para Moto GP, con sus curvas de alta velocidad y su baja adherencia (dada por la arena que el desierto aporta incesantemente) hizo inútiles los neumáticos Duros para todo el fin de semana (hasta tal punto que se permitió Shootout 1 con Medios, cuando el reglamento manda que el 1 es con Duros, el 2 con Medios y el 3 con Blandos). A lo que debe añadirse que los dos compuestos restantes no duran veinte vueltas sin gran peligro de estallar, y que los agresivos pianos del circuito agravan el problema.

De hecho, en este Sprint, con un 30 por ciento del combustible que llevarán mañana los autos al principio del Gran Premio, los Blandos (elección de casi la mitad de la parrilla para esta carrera de sábado) no duraron ni diez vueltas con bandera verde: pese a que hubo tres Safety Car, los que calzaron Blandos (Russell y las Ferrari, but not least) se derrumbaron antes de la mitad de la breve competencia.

Además: para mañana se barrunta obligar a los equipos a parar tres veces (para no correr riesgos de un estallido de neumáticos en las abundantes curvas de alta velocidad), algo inédito en la historia de la F1. Pregunta retórica: si este desastre se hubiera consumado en un circuito latinoamericano ¿qué hubiera dicho la prensa europea, siempre pronta a destacar, lo mismo que referentes de la categoría como el infame Helmut Marko, la supuesta 'pereza' latina?

Mañana se correrá el Gran Premio de Catar de F1, con el aliciente de una parrilla un poco mezclada por el particular circuito y por la catastróficamente masiva eliminación de tiempos de vuelta que se vivieron el viernes en la Clasificación (y también hoy, en el Shootout y el Sprint). Otro dislate organizativo de la FIA que ya ocurrió en Austria este año.