Hasta acá llegó la sorpresa. Hizo mucho, incluso en este partido, pero no pudo con la abundancia de recursos de un plantel riquísimo. Francia le ganó 2 a 0 a Marruecos, con goles de Theo Hernández y Randal Kolo Muani y avanzó a la final, donde se medirá ante Argentina.

El campeón del mundo contó con el panorama ideal ante un rival como el que tuvo: abrió el partido demasiado rápido. Antes de los cinco minutos, en una acción con muchos rebotes, la pelota cayó en los pies de Theo Hernández luego de un disparo de Kylian Mbappé que se desvió. Bono salió rápido pero dejó un mínimo hueco en el primer palo, que el lateral aprovechó; definió de volea y convirtió.

Durante un buen rato posterior al tanto, el equipo europeo manejó la pelota y durmió el encuentro. En ese lapso tuvo oportunidades de estirar la diferencia. Olivier Giroud tuvo un mano a mano cerrado que terminó con un remate al palo y luego tanto Mbappé como el propio centrodelantero del Milan desaprovecharon asistencias muy buenas de Aurelién Tchouameni.

Pasada la mitad de la primera parte, el seleccionado africano se acomodó en el juego. Se lesionó Romain Saiss, uno de sus defensores referentes que ya venía con dificultades físicas, e ingresó Selim Amallah, volante creativo. Con un esquema de cuatro defensores se acopló mejor al trámite del juego y sobre el final pudo dañar.

La mejor que tuvo fue de pelota parada. Tras un córner despejado, Jawad El Yamiq ensayó una chilena magnífica que despejó Hugo Lloris con algo de ayuda del palo. De todos modos, si la pelota entraba, seguramente se hubiese revisado la posición de Youssef En-Nesyri, que estaba adelantado y pudo haber obstruido la visión del arquero.

En el inicio de la segunda mitad, el conjunto de Walid Regragui siguió lanzado en ataque. Armó buenas jugadas, la mayoría de las cuales terminaron en centros que nadie llegó a conectar. Sin embargo, generaban una inmensa sensación de incomodidad en el conjunto galo.

Con el correr de los minutos la historia se modificó. Algunos cambios llamativos, como las salidas de Soufiane Boufal y de En-Nesyri, dañaron las aspiraciones del sorpresivo equipo africano. Por el contrario, el ingreso de Marcus Thuram sí le hizo muy bien a Les Bleus.

Cuando quedaban poco más de 10 minutos, el hijo del lateral campeón del mundo en 1998 inició una jugada por izquierda y cedió para Mbappé. El del PSG, sin espacios, armó una jugada genial en una baldosa, trató de patear pero la pelota rebotó en un defensor. La fortuna favoreció a Kolo Muani, que recién había entrado, y se encontró con la pelota mansa para ser empujada.

Marruecos sintió el golpe pero aún así fue por lo suyo. Generó como para llevarse al menos un descuento que le hubiese permitido una derrota con otro sabor un poco más agradable. De todas formas, todo lo que ha hecho es histórico y aún le queda un partido, por el tercer puesto, que no es menor.

Francia tiene nombres que asustan. Tanto le sobra en cuánto a plantel se refiere que ha llegado hasta la final, una vez más, con las bajas de todo el mediocampo con el que se impuso en Rusia 2018. Sus futbolistas, individualmente, muestran un brillo casi inigualable. Colectivamente, aunque muy fuertes, no alcanzan a ser todo lo que en el uno por uno insinúan. De todos modos, es un justísimo finalista.