Como el sábado, el título (ganó Max Verstappen el Gran Premio de Gran Bretaña de F1) no es llamativo, la bajada sí. McLaren confirmó en ritmo de Carrera lo que había mostrado el viernes y el sábado: la legendaria escudería británica resucitó.

En principio, hay que atribuir el acontecimiento a la ardua (y larga) tarea de reconstrucción de Zach Brown, reclutando talento y diversificando las competencias del equipo (que participa ahora en Fórmula E e IndyCar). Ingenieros como Andrea Stella (ex Ferrari y Mercedes) y el talentosísimo James Key (harto de ser el genio muletto de Red Bull por si el voluble Newey se fugaba y que recién a partir de España pudo hacer sentir su influjo en las mejoras del auto, que no pudo diseñar) son la consecuencia de lo primero y la causa de lo de hoy.

Pero es innegable que por enésima vez Pirelli interviene en las jerarquías de la parrilla a mitad de campeonato introduciendo un neumático nuevo (el factor que más hace variar el tiempo de vuelta y el ritmo de un auto). La FIA los deja; en otros años, hundieron a Ferrari (que más de una vez ha venido peleando hasta que a esta altura, o a más tardar en Bélgica, una rueda con diseño nuevo lo dejaba nocaut). El devenir del campeonato dirá qué tiene más peso.

Mientras tanto, Max sigue ganando y Checo Pérez se pasa la vida remontando posiciones, afectado por una cepa particularmente fuerte del famoso Síndrome de Barrichello (que afecta a los Pilotos 2 de equipos top con ínfulas de Piloto 1): bastó que el tapatío proclamara su rivalidad por el título con el bicampeón neerlandés para que empezara a pasarle de todo, en primer lugar por errores propios.

En la largada, los dos McLaren sorprendieron y acosaron a un Max que estuvo lento en la reacción. Lando lo pasó y estuvo unas vueltas adelante, arrancando una ovación conmovedora del público más erudito del automovilismo mundial.

Hoy los ingleses en Silverstone, adictos a la adrenalina mezclada con combustible, la pasaron de órdago: George Russell hizo un carrerón y urdió un poema para pasar por afuera a Leclerc (a lo Mansell) en la Vuelta 31; Lando se mantuvo puntero hasta la Vuelta 5 y consumó un segundo puesto glorioso, acosado por la máxima leyenda, Lewis Hamilton, favorecido (como Max, Lando y Alonso) por el único Safety Car de la Carrera (convocado por el Haas prendido fuego de Magnussen en la Vuelta 32) para quedar delante de Piastri y llegar tercero, pero un sobreviviente nato que siempre logra reconstruirse, aunque cada año al cuerpo le cueste más.

Lo de Lando fue glorioso porque McLaren sólo tenía Duros para calzar en el final, una vez relanzada la Carrera en la Vuelta 39, frente a un Lewis con Blandos. Ham lo acosó durante varias vueltas a su joven compatriota, que aguantó los trapos con total limpieza, hasta que sus Duros tomaron temperatura y los Blandos del heptacampeón británico comenzaron a hocicar.

Lando aguanta los trapos ante un Hamilton inoxidable pero impotente (otra vez) ante el motor Mercedes de un equipo cliente: algo falla en la velocidad punta del coche de Brackley.
Lando aguanta los trapos ante un Hamilton inoxidable pero impotente (otra vez) ante el motor Mercedes de un equipo cliente: algo falla en la velocidad punta del coche de Brackley.

A Russell el Safety Car le arruinó una Carrera de podio. No lució tanto una tarea fenomenal del joven británico de Mercedes, estirando el Blando hasta 28 Vueltas (los siempre conservadores cálculos de Pirelli profetizaban 18 vueltas de vida para el neumático de Clasificación), y sin el SC de la Vuelta 32 hubiera terminado seguramente en un lógico tercer o cuarto puesto.

¿El Brasil del automovilismo? Talento para repartir.
¿El Brasil del automovilismo? Talento para repartir.

Los que siguen orinados por un dinosaurios son los de Ferrari. Hicieron una Carrera normalita, buena dentro de una enorme paridad en la que una fila ganada en Qualy o una posición ganada en el arranque valen oro. El Safety Car les hundió una Carrera bastante lógica, aunque timorata otra vez desde lo estratégico (penó Sainz Jr. perdiendo posiciones en fila en el final con los Duros que le calzaron, y penó Leclerc con una parada extra para sacarse de encima unos Duros de piedra). Al final rascaron los últimos puntitos.

En cuanto a Alpine, dos golpes dejaron fuera de combate a los dos franceses del equipo francés. Otros que vienen en estancamiento más que incipiente son los de Aston Martin: el inmarcesible Alonso rescató un séptimo puesto luchando como gato entre la leña contra el Williams de Albon. Su compañero se recibió de torpedo: corrió una Carrera horrible, fue sancionado y sacó de competencia al último coche francés.

Fuera de puntos quedaron los desahuciados de esta historia. Además del poco confiable canadiense, Sargeant, los Alfa Romeo, Hülkenberg y los Alpha (ya no pueden estar más atrás, los de Faenza).

El campeonato está virtualmente definido. Pero este renacimiento de McLaren, siempre en un pañuelo con Mercedes, Ferrari, Aston Martin y Alpine, da la chance de una alternancia por el segundo puesto que otorgará carreras más que amenas, como la de hoy. Aunque Silverstone siempre garpa. 

F1: victoria de Verstappen, resurrección de McLaren, ¿responsabilidad de Pirelli?