Después de una soporífera espera de unas dos horas, Suzuka entregó un atractivo aunque breve espectáculo con la pista secándose. Max Verstappen volvió a demostrar que en lluvia es un piloto colosal y le sacó casi ocho décimas de segundo por vuelta a un Leclerc al que otra vez se le derritieron los neumáticos.

El monegasco fue sancionado con cinco segundos de recargo por su maniobra defensiva en la última curva de la carrera y, al quedar tercero detrás de Pérez, le entregó el bicampeonato al neerlandés. Nada más merecido: Max fue el que más brilló y el que menos se equivocó; aprovechó cada mínima ventaja que le fueron dando el auto, las carreras y los rivales para generar una ventaja máxima. Mejor imposible, más allá de la demasiado tempranera definición.

Pero la nota negra del día la dio otra vez la Dirección de Carrera (aunque detrás de todo lo que pasó está el sempiterno fracaso de los neumáticos para lluvia extrema de Pirelli). Primero, hubo un caótico comienzo motivado por el hecho de que todos largaron con Intermedios aunque estaba para Lluvia Extrema porque los azules son muy malos y nadie quiere usarlos. El resultado fue un ballet de trompos, acquaplanning y salidas de pista, con abandonos de Albon y de Sainz Jr en una vuelta y media frenética (con otra tardía reacción de la Dirección de Carrera: Sainz Jr no fue impactado por nadie porque tuvo suerte; era Virtual Safety Car inmediato; convocan, tarde, al Safety Car, y una vuelta después declaran Bandera Roja: ¿qué cambió en un minuto en una situación que era gravísima desde el choque de Sainz J? En el medio, una gran largada de Leclerc y una defensa sublime de Max aguantándolo por afuera y traccionando en pista mojada como sólo él puede hacerlo en la Cuchara de Suzuka para mantener la punta y asegurar, al cabo, la victoria.

Pero a continuación vino, seguramente nunca se sabrá por responsabilidad de quién, la nota más negra del año de una Dirección de Carrera que ha sido un fiasco tras un comienzo provisorio este 2022. Tras la batahola del comienzo, y mientras se convocaba al Safety Car, Pierre Gasly, que ya había largado desde Boxes, entró de inmediato a reparar su auto y venía a gran velocidad en su outlap, tratando de alcanzar el pelotón. A los dos segundos de declararse la Bandera Roja, el francés se cruzó a más de 200 km/h con una grúa que estaba al costado del circuito en una de las tantas curvas rápidas de la vertiginosa Suzuka.

F1: paliza y bicampeonato de Verstappen en el caos Suzuka; fiasco de la Dirección de Carrera

El hecho generó la indignación inmediata de Pierre Gasly y la adhesión inmediata vía redes sociales de los demás pilotos y de los fans. Incluso el papá de Jules Bianchi expresó su estupor y tristeza por lo que, en el lugar donde en 2014 el extinto piloto francés chocó con consecuencias fatales, fue una falta doblemente grave. Magnificada porque también se puso en riesgo a un comisario que enganchaba uno de los autos accidentados a una grúa mientras pasaba la fila de autos.

La FIA (igual que en el caso de Bianchi, hay que recordarlo) de inmediato intentó culpar a Gasly por la velocidad a la que iba el piloto actual de Alpha Tauri, pero no tiene sentido la grúa delante de las barreras de protección con los autos todavía girando. Pareció una distracción de la Dirección de Carrera al dar una orden temprana a la grúa, más que un operario entusiasta. Si así fuese, aunque lo tapen, sería la lápida para una gestión de Carrera que se derrumbó rápidamente y hace que se extrañe mucho a Michael Masi.

Luego hubo alrededor de dos horas de espera para relanzar la Carrera , con nula información al público y una hipocresía a estas alturas patética: la razón de siempre, de los últimos años, para estas soporíferas demoras cada vez que caen dos gotas un domingo es que los neumáticos para Lluvia Extrema de Pirelli no pueden usarse para correr, pues generan tal estela de agua que los pilotos que van detrás del primero no ven absolutamente nada, una realidad agravada desde que se ensancharon los neumáticos (y la nube de spray).

Y, como siempre, cuando se reanudó la Carrera, obligatoriamente con las gomas azules pues iban tras el Safety Car, ya estaba para Intermedios: se reanudó la competencia faltando 40 minutos para el final por tiempo y enseguida nomás Sebastian Vettel, que entregó su mejor actuación en varias temporadas, entró a Boxes a poner Intermedios. En pocos minutos lo hicieron casi todos los demás... ¡Porque la FIA sólo admite condiciones para correr cuando la pista ya está para Intermedios...! Porque nadie quiere usar los azules...

F1: paliza y bicampeonato de Verstappen en el caos Suzuka; fiasco de la Dirección de Carrera

Sólo Mick Schumacher y Zhou permanecieron con gomas de Lluvia Extrema varias vueltas, y se los comieron rapidísimo. Desde entonces, Verstappen y Leclerc se escaparon rápidamente de Pérez, que iba en modo reducción de fallos asegurándose el podio.

Cuando faltaban 26 minutos para la bandera a cuadros, ya era una paliza de Max a Leclerc. Una combinación del fantástico desempeño del flamante bicampeón en pista dudosa con el creciente desgaste de neumáticos de Ferrari a medida que avanzó la temporada, y que se manifestó también en esta carrera. 

Al cabo, el desgaste enorme de los Intermedios de Leclerc sería el que le entregó el título este domingo en Suzuka a Verstappen: nadie, salvo Max, tenía una ventaja para hacer una parada gratis y recuperar terreno con neumáticos nuevos, pero los Intermedios no daban más y perdían cuatro o cinco segundos de ritmo respecto de su ideal.

Así, Checo empezó a recortarle la distancia a Leclerc y en los últimos diez minutos de Carrera ya lo acechaba. Leclerc consumó una gran labor de defensa mientras los neumáticos le permitieron doblar. Pero las últimas vueltas se le hicieron un suplicio, y en la última curva (la famosa chicana de Senna y Prost) perdió tracción, se salió de pista, volvió por cualquier lado (si lo hubiera visto Balestre) y bloqueó peligrosamente a Pérez. Conclusión: llegó segundo a la bandera a cuadros, pero recibió 5 segundos de sanción por la maniobra y perdió el segundo puesto con Pérez. Con ello, Verstappen tuvo la ventaja necesaria para consagrarse campeón del mundo por segundo año consecutivo.

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Y otra nota negativa para la Dirección de Carrera: una demora en el anuncio de la sanción impidió un festejo inmediato de Verstappen y enfrió todos los festejos, que pasaron del asombro a la incredulidad a la desazón, a medida que les llegaban distintas versiones sobre los puntos otorgados por la carrera. Tampoco fue bien informado por la Dirección de Carrera que la competencia iba a otorgar la totalidad de los puntos pese a no completar más que la mitad de la distancia con Bandera Verde.

La Carrera, se repite, fue muy entretenida más allá de la áspera puja entre Checo y Leclerc. Esteban Ocon demostró una vez más su talento reteniendo a un Hamilton al que la ausencia de DRS (por ser carrera sobre piso húmedo) y la baja velocidad punta del Mercedes (a esta altura del año, el motor más confiable y el menos potente de 2022) condenaron a la quinta posición.  Se dijo ya lo de Vettel: obra maestra de despedida en uno de sus circuitos predilectos, desde su temprana entrada hasta una defensa perfecta para sostener el sexto puesto ante el brioso Alonso hasta el último suspiro en una lucha preciosa y limpísima, como es habitual en ambos campeones.

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Para Russell fue otro fin de semana repleto de peripecias y decisiones incorrectas desde Boxes que lo condenaron al octavo puesto. El inefable Nicholas Latifi, ya en sus últimas carreras en la F1, llegó noveno, y Norris no pudo mejorar su décimo puesto de la Qualy.

¿Qué queda por definir este año? Si Max bate el récord de victorias en una misma temporada. Si Checo Pérez le quita el subcampeonato a un Leclerc que lucha denodadamente y cada vez pierde más rápidamente ante los dos coches austríacos. Si Mercedes crecerá lo suficiente como para desbancar a Ferrari en el segundo puesto del Mundial de Constructores o seguirá en el subibaja. Si Alpine consolidará su crecimiento, sobre todo de cara a un 2023 promisorio y para acabar como cuarto en 2022.

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