Tal como lo anticipó en las últimas semanas, el australiano Daniel Ricciardo está resignado a no encontrar butaca en 2023, y ya negocia con Mercedes para ser su tercer piloto en 2023. El aussie manifestó la semana pasada que estaban “hablando con casi todo el mundo” de cara al año próximo. Eso, claro, luego de descartar un éxodo a escuderías colistas como Haas o Williams, y con Alpine haciendo un ominoso silencio respecto de él en medio de la kermesse de candidatos (con casting en Hungaroring hace pocos días). 

Sin embargo, un contracto con Mercedes podría eventualmente abrir a futuro una posibilidad de volver a la parrilla en uno de los equipos cliente de la escudería alemana. Pero además, Mercedes está en medio de la negociación con Lewis Hamilton, en principio con intenciones de renovar “por cinco años” (hasta 2027), pero todavía sin acuerdo definitivo. Tener a Ricciardo en la recámara serviría para una salida abrupta de la F1 como la que decidió Nico Rosberg hace sólo un lustro. 

Por otra parte, y a medida que se van decantando las butacas más apetecibles que todavía no están ocupadas para el año próximo, Haas se ha ido resignando a que Mick Schumacher sea una de sus opciones potables en la próxima temporada. 

Sus rivales por ocupar la última butaca de la parrilla (con permiso de la que dejará libre Latifi) son Antonio Giovinazzi (de gris paso por Alfa Romeo, pero fogoneado por Ferrari) y Nico Hülkenberg, un piloto respetadísimo y muy veloz (aunque con poca agresividad conductiva para ser un ‘top’) que tiene un pasado espeso en pista con el inefable Kevin Magnussen, ya confirmado por Haas para 2023.