Ha sido una noche inolvidable para la F1 y triste para la deportividad. Max Verstappen llegó segundo pese a la inagotable creatividad estratégica de Red Bull y pese a todas las maniobras arteras que intentó el neerlandés para impedir lo inexorable: que Hamilton lo pasara.

El sábado, Max estuvo a punto de hacer la mejor vuelta de su vida en la Qualy de Arabia Saudita, pero la arruinó en la última curva por cebarse. Hoy, en un circuito que no es seguro por la cantidad de curvas ciegas, pasó de todo, con dos banderas rojas y peripecias a lo largo de la carrera que parecen escritas por guionistas de Hollywood. En la película de hoy, Max fue el malo. No supo aceptar que Hamilton lo iba a pasar, e intentó varias maniobras al límite del reglamento, la peor de ellas, frenar en la zona más rápida de la pista cuando debía devolverle la posición al heptacampeón británico.

El campeonato sigue dando bandazos, no ya fecha a fecha, no ya práctica a práctica, sino incluso vuelta a vuelta. La largada fue conservadora y pulcra para todos (tras los zafarranchos en las tres carreras de la F2), y continuó siendo un aburrido desfile hasta la Vuelta 10, cuando Mick Schumacher pagó tributo a los muros de la Curva 22 (la misma fatídica para Leclerc). Entonces, Hamilton y Bottas pararon; Pérez también, pero Max se mantuvo adelante. Un par de vueltas después, el director de Carrera, el desdibujado Michael Masi, decretó una Bandera Roja, y le dio a Verstappen un cambio de neumáticos gratis.

Nada de eso sirvió de mucho, porque en la segunda largada, Ham retrasó arteramente la relargada para enfriarle los neumáticos al neerlandés (¿los que diseñan el reglamento no pensaron en imponer velocidades o Deltas mínimas para impedir esta clase de berretadas?). Resultado: Ham largó como un león por adentro y Verstappen mantuvo la posición por fuera de pista; Ocon aprovechó el caos y pasó a Hamilton. Atrás, Pérez quedó ensanguchado entre dos autos, uno de ellos Leclerc, al que dejó sin espacio; resultado: choque a la pared y detrás una melé en la que Mazepin se llevó puesto al Williams de Russell de manera espectacular. El mexicano y el ruso fuera de carrera, y segunda bandera roja en la Vuelta 14.

Las autoridades de Carrera obligaron a Verstappen a devolverle la posición a Hamilton, con lo que largó primero Ocon, segundo Hamilton y tercero Verstappen. Pero Max calzó Medios y largó como los dioses. La largada fue adrenalínica de nuevo; Ocon pasó por fuera de pista a Verstappen y le devolvió la posición, pero Hamilton quedó tercero. Lewis pasó al francés enseguida de manera muy fácil: Bottas necesitó gran parte de la carrera para lograr lo mismo sobre la línea de meta.

A partir de allí, Hamilton, con Duros, presionó constantemente a Verstappen para destruirle sus gomas amarillas, y, con Ocon y Ricciardo oficiando de tapones, los dos aspirantes al título se escaparon a más de un segundo por vuelta.

Hubo varios Virtual Safety Car por los pedazos de Aston Martin que dejaron una maniobra demasiado optimista de Tsunoda y una maniobra delirante de Räikkönen, ambos contra Sebastian Vettel. Se corrió varias vueltas con peligro de pinchazo, y se demoró demasiado en sacar los abundantes detritus del coche verde.

En la Vuelta 36, Hamilton intentó su ataque en el final de la Curva 1, y Verstappen mantuvo su posición por fuera de pista. Entraron pasados los dos, pero otra vez, como en Brasil, quedó claro que Verstappen no tenía muchas intenciones de doblar. Entonces llegó la locura: los comisarios de Carrera le ordenaron a Max que le devolviera la posición a Hamilton, y Verstappen levantó en plena recta principal; Hamilton se lo llevó puesto y el alerón delantero del inglés mostró ser indestructible. Maniobra de Verstappen que recordó al más artero Michael Schumacher, el de la época de los autazos con Benetton.

En las siguientes vueltas, se oyeron las preguntas desencajadas desde el box de Mercedes a un Masi desbordado por los acontecimientos.

A continuación, mientras Masi intentaba contener el torrente de protestas y rosca con los muros de Mercedes y Red Bull, Verstappen demoró varias vueltas en devolverle la posición a Hamilton, y, cuando lo hizo, fue para recuperarla a los pocos metros en la Curva 1. La FIA lo obligó a devolverle la posición de nuevo (en la Vuelta 42).

Entretanto, Verstappen había recibido 5 segundos de sanción, pero no por la clavada de frenos en el lugar más inoportuno con Hamilton encima, sino por la maniobra citada en primer lugar. Desde ese momento, sus neumáticos se derrumbaron y ni siquiera le quedó margen para intentar el punto de la vuelta rápida en el final, porque Ocon le podía birlar la segunda posición.

En resumen: en Abu Dhabi tendremos una final ‘alla NASCAR’: el que llegue adelante entre Hamilton y Verstappen será campeón. Con la siguiente addenda: si ninguno de los dos suma puntos en Yas Marina, el neerlandés será campeón por mayor cantidad de carreras ganadas. ¿Volverá a convertirse en el villano de Brasil y Arabia? Y, todavía antes: ¿quedará impune su absurda clavada de frenos ante Hamilton, en el contexto de todo lo demás que hizo?

F1: Hamilton fue invulnerable al Verstappen más artero y quedaron empatados en puntos