Es oficial: Mercedes anunció que, inmediatamente después de ganar el primer campeonato de Fórmula E con la categoría FIA de 'Mundial', se retira del campeonato de monoplazas creado por Alejandro Agag.

Es una gran noticia  para la F1: durante los últimos dos años, a partir del desembarco de los alemanes en el ahora mundial eléctrico, fuertes versiones indicaban que la nueva dirección sopesaba abandonar la máxima, en donde la inversión en I&D se mide en miles de millones de euros por década, para usar como vitrina la FE, con un presupuesto de 10 millones al año.

"La Fórmula E ha sido un buen piloto para demostrar nuestra experiencia y establecer nuestra marca Mercedes-EQ, pero en el futuro seguiremos impulsando el progreso tecnológico, especialmente en el lado de la  conducción eléctrica, centrándonos en la Fórmula 1, el laboratorio más rápido para desarrollar y probar tecnologías sostenibles de futuro", sintetizó Markus  Schäfer, miembro del consejo de administración de Daimler AG y Mercedes-Benz AG.

Efectivamente, hace sólo semanas la firma alemana informó que será completamente eléctrica en Europa antes de la próxima década. El dinero que se destinaba a la Fórmula E fue reenfocado hacia tres vehículos de este tipo que se lanzarán en 2025.

            Sobre cómo Mercedes estuvo a punto de irse hasta hace meses

Dieter Zetsche fue el responsable de la presencia continuada de Mercedes en la F1, como motorista hasta 2009 (centrados en la alianza con McLaren) y como equipo desde entonces. Tras su salida como CEO de Daimler AG, y su reemplazo por el sueco Olla Källenius en 2019, cobraron fuerza las versiones de salida de Mercedes como equipo de F1; indicaban una venta al sponsor Ineos, de creciente presencia en la decoración de su auto, o bien a Toto Wolff y a Lewis Hamilton, que se encargarían de un equipo renombrado AMG que iba a continuar operando además los motores de Mercedes.

En la F1 cundió el pánico (y quizá era la intención), porque, tras la intempestiva salida de Honda desde 2022, la huida de Mercedes podía dejar a la F1 con sólo dos motoristas, Renault y Ferrari, algo que no pasa en la F1 desde la Era Cosworth en los 60 y 70.

Todo ello se mezcló con el próximo Pacto de la Concordia (el acuerdo entre FIA, FOM y equipos para repartirse los ingresos que genera la máxima), y con los tironeos por el límite de gastos (iniciado tímidamente este año) y las modificaciones de los autos para 2022 y 2025 (o 26), con la FIA bregando por la mayor estandarización posible para que crezca el atractivo deportivo del Mundial y los equipos grandes resistiendo frenéticamente cualquier pérdida de privilegios adquiridos en el nefasto final de la Era Ecclestone (el Pacto de la Concordia de 2012 es una de las razones de la F1 que vimos de 2014 para acá).

Al final, Mercedes evidentemente obtuvo una tajada satisfactoria en las negociaciones por los recursos y por el futuro técnico de la F1 (que tiene hasta septiembre para definirse por consenso: si no lo hay, decidirá desde allí la FIA), y evaluó que el retorno en términos de imagen y presencia en los medios que le da la F1 está a años luz de los que en los próximos años podrá desplegar la Fórmula E. Para FIA y Liberty Media es un frente menos que atender.