La F1 está de vacaciones por tres fines de semana, pero en estos períodos el Gran Circo no para de producir hechos (sobre todo bajo cuerda, de esos que nos enteraremos a fin de año o el año próximo). Más allá de ventas de humo típicas de la Silly Season (como Jacques Villeneuve diciendo que Lance Stroll puede ser trocado por Bottas entre Mercedes y Aston Martin de cara a 2022), hay no pocas noticias importantes para el destino del Mundial.

1) Tras la destrucción masiva a la que fueron sometidos los motores de Max Verstappen y 'Checo' Pérez en los últimos dos Grandes Premios, Red Bull hace de tripas corazón y está evaluando estrenar sus terceras plantas de potencia en Spa. Es algo lógico, ya que la penalización inherente de diez posiciones de salida en esa carrera puede tramitarse mejor en las larguísimas rectas del mítico circuito belga. Pero, además, les permitiría acortar la vida útil de esos motores a seis carreras (en teoría deberían durar 8) y utilizar su potencia en mayor dosis, para mitigar la ventaja que ha vuelto a mostrar el motor Mercedes desde Gran Bretaña.

Recordemos que la casa japonesa Honda se retirará de la F1 en 2022, pero le dejará la gestión (y los planos) de su planta impulsora a la escudería austríaca. Consecuentemente, Honda estrenó este año todo lo que pensaba desarrollar para el año próximo. Eso explica la extrema prudencia con la que usaron su primer juego de motores de 2021, y el subidón de potencia que mostraron con el segundo (los dos que destruyeron Hamilton y Bottas en Silverstone y Hungaroring, respectivamente).

2) Pero la guerra verbal entre los dos equipos Top de la F1 2021 continúa. Toto Wolff, líder de Mercedes, sugirió que su equipo no ganó potencia en las últimas dos carreras, sino que Red Bull la perdió, quizá a causa de una directiva aclaratoria de la FIA (algo que desde el entorno de la FIA fue negado extraoficialmente). Christian Horner y Adrian Newey, por su parte, creen que Mercedes ha hallado una forma de refrigerar el aire en la toma de admisión en determinadas fases. El frío comprime el aire, lo que le da mucha más potencia al motor; eso explicaría, agregan, la velocidad exacerbada a la que Ham chocó con Max en Copse (290 km/h).

3) Por último, cunden las prevenciones sobre el Gran Premio de Bélgica, que se disputará a fines de agosto. El mítico trazado de Spa (considerado el más extremo y desafiante del mundo desde el punto de vista conductivo) sufrió extensas modificaciones, desde aquella unión de Spa-Francorchamps de 14 kilómetros en la que corrieron de Fangio a Lauda, pasando por las innumerables modificaciones desde los 90 para hacer menos peligrosa Eau Rouge (una curva que literalmente hace que las gónadas del conductor trepen hasta la garganta) y llegando a las últimas modificaciones para hacer más abierta la última chicana.

Fue en Eau Rouge donde se produjo el dantesco accidente que al cabo le quitaría la vida al piloto F2 Antoine Hubert. La curva, que debe su nombre al río lindante (que lo recibió a su vez de una de las batallas más cruentas de la Primera Guerra Mundial, que tiñó sus aguas de rojo sangre), tiene sus escapatorias limitadas por la barranca; por eso estaba donde estaba el muro de neumáticos contra el que rebotó el desafortunado piloto francés. Quien lo chocó en un ángulo de 90 grados, el ecuatoriano Juan Manuel Correa, aún está recuperándose de las lesiones en sus piernas (si bien está volviendo a las competencias).

Pero también está Radillon, curva en la que el 31 de julio último, durante las 24 Horas de Spa, hubo un cuádruple choque a 200 km/h en el que salió volando espectacularmente el Lamborghini de Jack Aitken, quien sufrió fractura de clavícula y de una vértebra. Y también está La Source, la famosa Curva 1 del Gran Premio, una horquilla que opera como un embudo con 20 autos de F1 intentando pasar al mismo tiempo, y que ha provocado algunos de los Big One más grandes de la historia (el de 1998, que dejó fuera de combate a media parrilla; y el de 2012, en el que Grosjean casi decapita a Alonso). Los pilotos están también muy preocupados por Pouhon, más allá de la fortísima frenada en Les Combes (que los F1 harán a 350 km/h).

Recientemente, los gestores del circuito anunciaron inversiones por 80 millones de euros para volver a poner grava en algunas escapatorias y ampliar otras (sobre todo Radillon). La FIA, por su lado, ha mejorado notablemente en el último cuarto de siglo la seguridad de los autos, de los circuitos y de los pilotos: hace 30 años, el choque de Max en Copse lo hubiera desnucado, y en 2021 el neerlandés salió caminando.

Pero la FIA no ha podido mitigar en el mismo rango los altísimos riesgos de los accidentes colectivos a alta velocidad, en donde el azar multiplica exponencialmente la cantidad de consecuencias posibles. Esa clase de accidentes es más posible en Spa que en cualquier otro circuito del mundo. Y la enconada rivalidad que se ha desatado entre Verstappen/Red Bull y Hamilton/Mercedes, sumada a la enorme paridad de los siguientes diez autos de la parrilla, le vienen pegando en el palo desde hace un par de Grandes Premios a un desastre de proporciones inimaginables.