El lúcido militante peronista, Julio Bárbaro, dijo que los muchachos se pusieron La Cámpora como símbolo de lealtad y obediencia. Y que si hubieran querido dar un mensaje de rebeldía y militancia se tendrían que haber puesto “La Cooke”. Efectivamente, Héctor José Cámpora, fue una persona que contó con la máxima confianza del general Perón y por eso lo designó para que encabezara la fórmula presidencial junto a Vicente Solano Lima el 11 de marzo de 1973.

Cámpora fue muy amigo de la Tendencia Revolucionaria, la franja juvenil que respondía a Montoneros y por eso ellos lo apodaron, cariñosamente, “El Tío”. Cámpora fue un símbolo de la fidelidad al líder. Por otro lado John William Cooke fue un emblema de la izquierda revolucionaria del peronismo. Fue un brillante diputado a los 25 años, representante de Perón apenas tuvo que exiliarse y uno de los teóricos en donde abrevó la resistencia peronista y la lucha armada.
 
Definió al peronismo como “el hecho maldito del país burgués”. Más allá de los consejos de Bárbaro, la agrupación que fundó Máximo Kirchner, bautizada La Cámpora, fue la gran novedad del comienzo del tercer mandato kirchnerista. Primero porque el hijo de Néstor y Cristina fue uno de los mas enfocados por la televisión oficial y eso en el lenguaje K significa mucho. Segundo porque en el Congreso de la Nación, monopolizaron la presencia de las barras en los balcones.
 
En las hinchadas casi no hubo militancia de otro sector que no fuera La Cámpora. Ni siquiera de otros grupos kirchneristas. “Ni sectarios ni excluyentes/ La Cámpora solamente” se podría haber cantado como chicana haciendo una referencia setentista. Lo mismo pasó con la movilización callejera alrededor del Parlamento y en Plaza de Mayo.
 
La responsabilidad central de la concentración fue de La Cámpora. Se vió la presencia masiva del Movimiento Evita y el resto prácticamente fue todo camporista. Por eso fue uno de los actos más modestos en cuanto a la concurrencia pese a que el festival en la plaza fue rodeado de artistas populares e incluso con la presencia de Charly García que cantó el himno con la presidenta. No hubo grandes multitudes y la presencia fue básicamente juvenil, de clase media, mas ligada al mundo estudiantil y casi sin participación de columnas de trabajadores de los gremios o de los habitantes del conurbano que suelen llegar de la mano de los intendentes justicialistas.

Está claro que la presidente eligió a la agrupación de su hijo para formar su primer círculo de confianza. Hay muchos gestos y decisiones que lo confirman. Sus jóvenes dirigentes ya están en las ligas mayores. La conducción de Aerolíneas Argentinas de Mariano Recalde que la presidenta defendió poniendo su propio cuerpo. ¿Se acuerda cuando dijo que no lo había designado el Espíritu Santo? La asociación con Gabriel Mariotto para monitorear todo lo que tenga que ver con la ley de Medios, el manejo del parlamento bonaerense y la tarea de fijarle límites al poder de Daniel Scioli en la provincia.

Otro dato claro fueron los diputados nacionales que fueron colocados en las listas a expensas de dirigentes sindicales o del justicialismo histórico. Y finalmente la interactuación con otros dirigentes en los que Cristina confía para apadrinar a La Cámpora, comenzando por Juan Manuel Abal Medina. Cristina cree que de esa camada puede surgir la nueva política.

Una nueva generación mas cristinista que peronista. Hay otros que consideran que es imposible fabricar eso desde el estado, de arriba hacia abajo. Que esa militancia apasionada, dispuesta a jugarse por sus ideas, se forja en el llano, en la pelea callejera, sin celulares, choferes ni actitudes gerenciales. Veremos.

Por ahora son un grupo blindado, que frecuenta mas la internet que las villas, que casi no habla con los medios salvo con los propios y que por eso son poco conocidos por el gran público. Alberto Fernández, el ex jefe de gabinete, fue uno de los más duros al calificarlos. Dijo que son gendarmes ideológicos y los comparó con Guardia de Hierro, un símbolo de la derecha peronista. Por ahora La Cámpora es una gran incógnita.

Este fin de semana, Cristina les dio una gran responsabilidad histórica. Han quedado ligados para siempre. Como una madre y un hijo. La suerte de ella será la suerte de ellos.