Michael Masi no será más el director de Carrera de la F1. Lo anunció Mohammed ben Sulayem, presidente de la FIA, en un gesto de autoridad que busca contrastar con la blandura y corrección política de su antecesor, Jean Todt, quien encargó una personalidad presidencial propia de un país parlamentarista (en una FIA cuyo histórico hiperpresidencialismo se parece mucho más al sistema político francés).
Así, el australiano Masi queda como el principal responsable del desprolijo final del campeonato 2021 desde la gestión de las carreras. Desde el GP de Brasil, con un Hamilton en modo killer con un motor pletórico, cada decisión ambigua de Masi se dedicó en los hechos a emparejar la puja entre los dos fieros aspirantes al título. 

¿Se mandó solo a manipular el Código Deportivo Internacional (invocado por Masi tardíamente como jurisprudencia para la inusual reanudación del GP de Abu Dhabi), dejando recuperar la vuelta sólo a los rezagados que estaban entre los dos punteros, pero además sin que se completara esa vuelta de recuperación, como indica el reglamento deportivo de la F1, antes de retomar la bandera verde? Parece difícil que, además de las presiones de Mercedes y Red Bull que la transmisión televisiva mostró a flor de piel, no haya existido un ‘clima’ en la FIA tendiente a asegurar el espectáculo hasta el último segundo… que con la disparidad entre los motores Mercedes y Honda en el final de la temporada implicaba favorecer a Verstappen.

De alguna manera, y tras evidentes rosqueos que duraron dos meses, la FIA consiguió desprenderse de Masi con la aquiescencia del australiano para no hacer olas sobre su salida. Así, tendrá un nuevo puesto en la FIA (el viejo truco inglés de ‘ascender’ a líderes militares cuestionados, sacándolos del sitio de exposición) y le dejará el suyo a Niels Wittich y Eduardo Freitas, con la asistencia de un viejo conocido de la F1, el querible (y ecclestonista) Herbie Blash. 

Freitas trabajó en campeonatos de GT y Fórmula Renault, pero sobre todo se lo conoce por su labor como director de Carrera del WEC (el Mundial de Resistencia), del cual la F1 ha tomado varios elementos de diseño (por ejemplo, el efecto suelo, que Prost pedía a gritos ya dese 2014) y de gestión de carrera.  Wittich iba a ser el segundo de Masi, pensándolo como director de Carrera en F2 y F3. Trabajó en el DTM, pero él tampoco está fuera de la polémica, tras los autazos que definieron el campeonato 2021. 

Ben Sulayem reiteró que se incorporará una plataforma virtual que escudriñará cada aspecto de la carrera que el director no pueda seguir desde el propio circuito.  Además (horresco referens) eliminará la transmisión de las radios por la realización televisiva “para proteger al director de Carrera de presiones adicionales”, aduce Sulayem. También se precisarán las normativas de toma de decisiones y el procedimiento de desdoblarse. 

¿Balance de la gestión de tres años de Masi? Arrancó de sopetón por la muerte inesperada de un Charlie Whiting todavía activo, pero desgastado por las consecuencias de la muerte de Jules Bianchi: hace un lustro que la F1 no tiene carreras reales sobre pista húmeda (desde que ensancharon los neumáticos), y la gestión de coches de seguridad apuntalaba el aburrimiento generalizado de muchas carreras dominadas a placer por Mercedes. Masi cambió de cuajo eso, y empezó a trastornar las carreras con un uso muy reactivo de Safety Car, Virtual Safety Car y hasta banderas rojas para "juntar" la parrilla. 

Todo permitía pensar en una larguísima actividad de Masi en el puesto de Director de Carrera de la F1: a los fans (que tienen más peso desde que Liberty Media maneja el negocio) y a los equipos les gustaba su estilo, y su estilo de gestión iba de la mano con la búsqueda incesante de los dueños de Formula One Management en pos de un espectáculo más vivaz. Todo esto cambió en el final de la temporada 2021: la presión (pública y quizá sobreactuada) de los jefes de Red Bull y Mercedes y la posición crecientemente sumisa de Masi ante ellos quedaron muy a la vista del público con las radios incorporadas a la realización televisiva el año pasado. La F1 'necesitaba' que Hamilton no ganase el campeonato 2021, para transmitir una imagen de cambio de tendencia que hubiera sido muy contraproducente que no ocurriese. Masi entendió 'el ímpetu de los tiempos' y manipuló las reglas para garantizar 'igualdad de oportunidades' entre dos pilotos que terminaron el año con plantas de potencia de muy distinto nivel.

Tras el escándalo consiguiente (agitado durante semanas por la prensa inglesa, bravucona en relación a la F1, que consideran una categoría prácticamente propia), la FIA maniobró en medio de un cambio de autoridades que implicó el ascenso de la 'oposición' ligada al ecclestonismo residual. En este contexto, ben Sulayem desbancó a los dirigentes de la FIA más identificados con Jean Todt, y Masi cayó en esa volteada. Desde ahora, es de desear que los nuevos directores de Carrera de la F1 mantengan los muchos aportes positivos de Masi para la conversión de la F1 en el espectáculo trepidante de 2021.