Esteban Ocon le dio a la escudería francesa Alpine su primera victoria en la F1. El talentosísimo francés, bestia negra de Verstappen en la F3 Europea y ninguneado en su momento por Mercedes, aprovechó una de las carreras más locas de la F1 y el muy buen ritmo que habían demostrado viernes y sábado. Aguantó toda la carrera a un Vettel que fue el de sus mejores tiempos y que también (como anticipábamos ayer) estaba para dar batacazos.

Hungaroring ganó, desde los 80, fama de ser un circuito en el que salían carreras procesionales, aburridas, burocráticas, agobiantes como el calor de Budapest en agosto. Esto comenzó a cambiar con las últimas modificaciones del trazado a principios de siglo, y sobre todo con la eficiencia aerodinámica de los F1 del último lustro. Todo ha redundado en varias carreras apasionantes en los últimos años, pero lo hoy la F1 mostró todos sus recursos dramáticos.

A la mañana (antes de la F3) llovió profusamente y la pista se desengomó y se enfrió. Luego salió el Sol y el trazado alcanzó a secarse, pero otra lluvia antes del GP obligó a salir, como en 2020, con neumáticos para piso húmedo.

En ese contexto, apareció un desangelado Valtteri Bottas para, en la Curva 1 y agarrando de bolo al pobre Lando Norris, hacer chuza y sacar de la lucha a los Red Bull: Checo abandonó y Max quedó en el trencito de Hungaroring.

En el embudo que son las primeras tres curvas de este trazado, también Stroll fue villano al sacar de carrera a Leclerc. Quedaron cuatro autos fuera de combate automáticamente. Bandera roja y largo parate.

Acto seguido, en el reinicio, Hamilton y Mercedes cometen un increíble error que les cuesta la victoria: fue el único que no entró a poner neumáticos para piso seco; todos los demás cargaron Medios. Consecuencia: Ham tuvo que entrar a la vuelta siguiente, quedó último y empezó lo que parecía un viacrucis; Verstappen, décimo primero, estaba en la misma, en alguno de los trencitos agotadores provocados por los autos más lentos de la parrilla ubicados en posiciones de puntos.

A partir de allí, quedó adelante el francés Ocon, con Vettel cerca y todos los demás ladrones de puntos jugando a aguantar en pista por si un Safety Car les daba una parada gratis en boxes, y alejándose de los punteros. Latifi, tercero con un Williams desharrapado, frenaba a toda la parrilla y mantenía las esperanzas de Max y Ham de recuperar lo perdido.

Que la posición en pista era importante lo remarca, por un lado la gris carrera de Verstappen (quizá su tarea más descolorida desde que debutó en la F1), y el poema que escribió Hamilton al volante para remontarse hasta el tercer puesto.

En la Vuelta 19 los medios empezaron a perder rendimiento, y Vettel comenzó a acosar a Ocon, pero eran puñados de vueltas para generar una mínima chance que el francés truncaba con esa defensa férrea e imperturbable que sufriera Verstappen en la F3 Europea.

En ese momento, Hamilton hizo una parada clave para poner neumáticos Duros y pudo superar con ese undercut a Verstappen y a Ricciardo. El campeón del mundo ya estaba octavo y empezaba a soñar incluso, con algo de suerte, con la victoria. Verstappen comenzaba a mostrarse descolorido ante el correoso Ricciardo, mientras que el británico zurcía poemas como el sorpasso por afuera a Tsunoda en la Curva 5 durante la Vuelta 32.

Un Sainz heroico, pero inerme con la Ferrari de este año en este circuito, hizo su parada en ese giro y logró mantenerse adelante de Hamilton con neumáticos Duros más frescos. En la 36 entró Vettel y forzó la entrada del puntero Ocon (ambos para poner Duros). El último en hacer su parada fue un sublime Alonso (breve puntero hasta su entrada a los boxes). Hamilton, impotente detrás del trencito de adelante, se quejaba del rendimiento de los traseros, y en la Vuelta 48 entró a poner neumáticos Medios y consumar su hazaña.

Las últimas 20 vueltas del GP de Hungría se daban con Ocon aguantándolo con las hilachas a un Vettel con más auto, y un Sainz aguantando en el tercer puesto frente al claramente mejor Alpine de Alonso. Pero también venía Hamilton como un tren, y entre las vueltas 55 y 65 vimos una de las mejores peleas rueda a rueda de la historia de la F1 entre dos gigantes como el asturiano y el inglés.

Ham intentó de todo y se desesperó antes de forzar la bloqueada y pasada de Alonso en la Curva 1 de la Vuelta 65 y ganarse la mayor ovación de la tarde. Luego (Vuelta 67), Sainz casi no opuso resistencia con este tigre sin dientes que es el motor de Ferrari en 2021, y lo único que tuvo que lamentar Lewis fue que la carrera no durase dos o tres vueltas más, porque la ganaba. Addenda: si no hubiera sido por la titánica resistencia de Alonso, Hamilton igual ganaba la carrera.

Conclusión de la carrera más loca del año: Ocon primero, Vettel segundo a 1,8'', Hamilton tercero a 2,7'' y con el punto por la vuelta rápida, Sainz, Alonso, Gasly, Tsunoda hasta el séptimo; mención especial para los primeros puntos de Williams en el año y con sus dos pilotos (Latifi octavo, Russell noveno) y cerrando la tabla de puntos un Verstappen que no estuvo cómodo en ningún momento del fin de semana.

La primera parte del campeonato del mundo de automovilismo cierra de la mejor manera posible. Hasta antes de Gran Bretaña, parecía inexorable el primer título de Max Verstappen. Desde entonces, pasaron algunas cosas: la combinación de las mejoras de Mercedes con los neumáticos modificados de Pirelli han puesto adelante a los alemanes en los dos últimos Grandes Premios. Los datos de viernes y sábado lo anticipaban: Mercedes por primera vez en el año superaba al Red Bull-Honda en aceleración en lo recto; los datos del domingo lo corroboran: Ham tuvo con qué luchar contra el destino, Max no pudo ni contra los Haas y los Williams.

El británico se va puntero y el neerlandés, preocupado. Ahora llegan tres fines de semana de descanso estival (europeo) y luego vienen dos de las carreras más esperadas e intrigantes del calendario: Spa, el circuito con las más desafiantes curvas rápidas del mundo, y Monza, el templo europeo de la velocidad.