Sebastian Vettel fue descalificado en el alocado GP de Hungría de F1 por no llegar a la revisión con la cantidad mínima de combustible requerida por la FIA (tras la avivada de Hamilton en Canadá hace una década) para terminar cada sesión. Los comisarios advirtieron tres horas después del final de la carrera que el Aston Martin llevaba sólo 0,3 litros de combustible (se requiere al menos uno).

El alemán perdió la segunda posición, que heredó Lewis Hamilton (ahora le lleva 9 puntos a un atribulado Max Verstappen), y Carlos Sainz Jr. subió al podio (el cuarto del eficaz español de Ferrari: sabe a gloria porque los italianos no tenían más que para rascar el puntito colgados del travesaño).

Cuarto quedó un sublime Fernando Alonso, ya con sus cuarenta años cumplidos, seguido de Gasly, Tsunoda, Latifi, Russell, Verstappen y el inefable Kimi Räikkönen, pese a la sanción por asesinar de un autazo la carrera de Nikita Mazepin a la salida de un caótico pit stop. ¿Y qué decir de la carrera de McLaren? Su único piloto sobreviviente, Daniel Ricciardo, quedó undécimo después de todos los avatares de la carrera y las sanciones posteriores, sólo delante de Mick Schumacher y Antonio Giovinazzi.