El tiempo regular del encuentro fue de suma paridad. España no tuvo claridad y le costó muchísimo el partido ante un rival diseñado para incomodar. Una expulsión cambió la historia, pero de todos modos la Roja debió esperar a los penales, para poder sacarse de encima a la complicada Suiza.

Tras igualar 1 a 1 en los 90 con un gol en contra de Denis Zakaria y otro de Xherdan Shaquiri, el favorito se impuso por 3 a 1 en una tanda de penales con muchos disparos fallados.

El equipo de Luis Enrique salió a proponer su juego. Con mucha calma, manejó la pelota y recibió rápidamente un guiño del azar. A los 7 minutos, tras un tiro de esquina, Jordi Alba tomó la pelota de volea desde afuera del área. El tiro se desvió en Zakaria quien le cambió totalmente la trayectoria al arquero. La pelota iba al segundo palo y finalmente se metió en el primero.

Los suizos, que tenían el plan de esperar, cortar y salir rápido de contraataque, no tuvieron muchas oportunidades de hacerlo dada la desventaja prematura. A partir de ello, se adelantaron unos metros y empezaron a apretar la salida de España, que en varias oportunidades se metió en problemas sola.

Las demoras en la realización de algunos pases claros y las imprecisiones en otros por parte de la defensa del seleccionado ibérico hicieron más por el conjunto helvético que sus propios delanteros.

De todos modos, y sin haber tenido ninguna situación clara, España estuvo más cerca en la primera mitad de convertir un tanto más que Suiza de empatar. El conjunto que viene de eliminar a Francia tuvo que lidiar con dos bajas importantes: por suspensión no pudo jugar Granit Xhaka, su capitán, y durante los primeros minutos del partido se lesionó Breel Embolo, su futbolista más desequilibrante en ataque.

En la segunda mitad el equipo de Vladimir Petkovic mostró más decisión para atacar especialmente a partir de embates aéreos. A los 12 del segundo tiempo tuvo una de las más claras a partir de un cabezazo de Zakaria, que se fue a centímetros del palo derecho de Unai Simón.

Poco después, a los 19, tuvo otra, a partir de una buena acción de Ruben Vargas que llegó a puntear Steven Zuber contra el primer palo, aunque no pudo darle la fuerza requerida.

Finalmente, más allá de la mejora suiza, el gol cayó por un grosero error español. Aymeric Laporte salió al cruce de una pelota sencilla, se la llevó puesta con excesiva violencia y se la hizo rebotar a Pau Torres, su compañero de zaga. Los dos quedaron fuera de combate y la pelota salió mansa hacia adentro para que la capturara Remo Freuler. El del Atalanta se la cedió a Shaquiri, que no había tenido un buen partido, pero que con un suave toque de derecha contra el palo pudo redimirse.

Desde el empate, el equipo que dio ante Francia el gran batacazo de la copa fue superior por unos minutos. Pero una expulsión le complicó completamente el trámite. Tras una mala salida, a Freuler se le fue larga y fue al piso con excesiva fuerza contra Gerard Moreno. El árbitro le mostró la tarjeta roja, que parece un poco exagerada, pero de todos modos, estaba amonestado.

A partir de entonces fue el conjunto de Luis Enrique el que asumió totalmente la responsabilidad. Obligó a Suiza a jugar completamente contra su área, pero no tuvo lucidez para terminar la historia antes del alargue.

Ya en el primer tiempo suplementario, sí consiguió ser más profundo. Antes de los dos minutos ya había tenido una chance clarísima que desperdició Moreno tras un centro de Jordi Alba. Anticipó a su marca, ganó en el primer palo, pero definió llamativamente afuera.

La total resignación ofensiva de Suiza provocó que cada vez sean más los jugadores defensivos de España que se sumaban al ataque y que se estacionaban en posiciones ofensivas. De hecho, el propio Jordi Alba, pasó de ser una sorpresa a una variante permanente del ataque y no solo para desbordar.

El propio Moreno, tan pedido en lugar de Álvaro Morata por los hinchas, tuvo otra clara, pero, completamente solo, definió contra la cara de Yann Sommer, quien tuvo varias intervenciones que lo convirtieron en una de las figuras. Fue definitivamente el mejor momento de la Roja en el encuentro.

En el tiempo que quedó hasta los penales, poco se modificó en el trámite. La nitidez de las ocasiones de la Furia, que había sido clarísima en el primer suplementario no lo fue tanto en el segundo. De todos modos, por lo hecho en todo el alargue, mereció claramente llevarse el partido.

En la tanda de penales, a diferencia de lo que había sido la serie entre Suiza y Francia, hubo muchos tiros fallados. Sergio Busquets y Rodri erraron por el lado de España, pero entre los suizos no pudieron Fabian Schär, Manuel Akanji y Ruben Vargas.

Ante eso, el joven Mikel Oyarzabal tuvo la responsabilidad en su botín izquierdo y no dejó pasar la chance: cruzó un disparo suave contra el palo izquierdo de Sommer y le dio la clasificación a su equipo.

El dos veces campeón consiguió meterse entre los cuatro mejores del campeonato. Jugará las semifinales en Wembley y contra cualquiera de los dos rivales que le puede tocar, Bélgica o Italia, jugará un partidazo.