Una mujer lucha ante la Justicia de nuestro país poder cumplir el deseo que compartía con su marido fallecido: tener un hijo.

Con el proyecto de reforma del Código Civil que busca regular "la filiación post mortem en las técnicas de reproducción asistida", Cecilia Núñez, de 38 años, espera que el juez autorice el uso del material criopreservado y que la obra social (IOSE) cubra el tratamiento que habían solicitado con Pablo, su esposo, antes de que falleciera en la tragedia de Flores hace 15 meses atrás.

Fue la segunda víctima fatal que retiraron del paso a nivel de Flores donde un tren embistió al colectivo cuando el chofer intentó cruzar con la barrera trabada a 45 grados.

A poco más de un año de la tragedia que causó la muerte de 11 y 212 resultaron heridas, Cecilia solicitó que la Justicia la autorizara a realizarse el tratamiento de fertilización asistida post mortem.

Pablo salió hacia su trabajo en Edenor 10 minutos antes que el resto de los días. El 13 de septiembre de 2011, en las avenidas Directorio y Escalada, tomó el colectivo de la línea 92 y a los 10 minutos murió.

"Cuando nos estábamos yendo de la morgue, mi amiga tuvo un momento de lucidez que voy a agradecerle toda mi vida", contó Cecilia en una entrevista a diario La Nación.

"Me dijo que preguntara si se podía hacer algo con Pablo, si se podía salvar algo para poder continuar nuestro proyecto de tener un hijo. Yo estaba shockeada, no entendía qué estaba pasando. Pero preguntamos, un juez autorizó y llamamos a un especialista, que le hizo una biopsia testicular y extrajo una muestra de semen para congelar", explicó Nuñez.

En esa oportunidad, la extracción se realizó a las seis horas de la muerte. Una hora más tarde, entonces en el centro Cegyr, los espermatozoides estaban en buenas condiciones. En el caso de Pablo, la biopsia se realizó a las 12 horas y las esperanzas de los profesionales no eran muy altas.

Sin embargo, los resultados en el laboratorio del Seremas sorprendieron a todos. "A las 12 horas, aún había espermatozoides móviles cuando los aislamos de la pulpa testicular -dijo Brugo Olmedo-. Es el tiempo máximo que vi hasta ahora en casos tan dolorosos como éstos."

"Yo estaba a punto de empezar con las inyecciones (de estimulación ovárica). La única opción era usar el método ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides). Pablo se había hecho un espermograma que le salió mal y al día siguiente del accidente tenía que repetir el estudio. Así que estuvimos a 15 días de saber si podíamos ser padres o no... Fue mucho más duro todo", recordó Cecilia.

El material está criopreservado y en guarda judicial en la clínica para evitar su manipulación hasta que se autorice su uso. También tiene que renovar, como viuda, el pedido de cobertura a la obra social.

"Es muy duro poder vivir... Lo saludé una mañana temprano, como todas, y a las dos horas no lo tenía más conmigo a Pablo. Mis suegros me apoyan, todos los amigos nuestros están pendientes y voy a seguir adelante con este proyecto. La llegada de un hijo, que era su deseo, será una alegría para todos", concluyó.