“Todo movimiento entraña un riesgo para la obra. Más cuando esto no parece necesario”, sostuvo Marcelo Magadán, arquitecto especialista en conservación y restauración que a principios de 2012 realizó un estudio sobre este monumento a pedido de las autoridades nacionales.

“A la luz de las normas internacionales de conservación y manejo del patrimonio cultural no hay un solo motivo que justifique desmontarla. Un tema sobre el que ya se está hablando en distintos foros dedicados a la especialidad”, destacó por Radio Continental.

El hecho de que permanezca recostada también puede ser perjudicial para la obra. “Las fisuras que presentan algunos bloques del monumento siguen las líneas naturales de las fallas del material. Los escultores que trabajan con mármol saben que los bloques tienen vetas y que hay un modo correcto de emplearlos para que funcionen correctamente desde el punto de vista estructural”, explicó.