Horacio Rosatti fue ministro de Justicia de Néstor Kirchner. Renunció a su cargo con fundamentos poco claros, pero que siempre se relacionaron con presuntos gastos irregulares en la construcción de cárceles, según el entorno del propio ex ministro dejo trascender. Y llegó a la Corte de la mano de Mauricio Macri. Hoy, se ha transformado en el enemigo mas poderoso del gobierno.

La disputa por la conformación del Consejo de la Magistratura está llegando a niveles de conflicto de poderes. La Corte Suprema el año pasado, declaró inconstitucional la ley 26.080 que modificó la composición del cuerpo y redujo el número de miembros de 20 a 13, quitando de entre los mismos al presidente de Corte.

Le dio al Congreso hasta el 15 de abril para sancionar una nueva ley que respete los equilibrios entre estamentos, cosa que el Legislativo no hizo, apenas hay un proyecto con media sanción del Senado de hace 10 días, que no tiene ninguna posibilidad de conseguir el aval en diputados.

Por ende, vuelve a regir la norma que diseñó el Consejo con 20 miembros y presidido por el titular de la Corte Suprema, Horacio Rosatti.

La negativa del kirchenrismo a aceptar el fallo del alto tribunal, originó que un juez federal de Paraná hiciese lugar al pedido de un diputado oficialista y ordenase al Congreso no designar a los miembros faltantes por la oposición, que ya han sido propuestos: la radical Roxana Reyes por diputados y el cordobés del PRO, Luis Juez, por el Senado.

Pero la Corte no va a permitir que un juez inferior demore su plan y mañana, estaría emitiendo una aclratoria de su propio fallo, que dejaría sin efecto lo decidido por el magistrado de Paraná, por lo cual si los presidente de las Cámaras no avalan las designaciones de Reyes y Juez, serían sometidos a una causa penal por desobediencia.

Y por otro lado, Rosatti piensa asumir su lugar como miembro y presidente del Consejo, lo cual puede hacer estallar al gobierno.

La demostración de poder del Alto Tribunal jaquea al gobierno, pero consigue una consecuencia no buscada y tal vez inesperada: que albertismo y kirchnerismo se unan detrás de una causa que les compete por igual.