Después del despido del ex ministro de la Producción, Matías Kulfas, no se esperaba que el presidente Alberto Fernández lo reciba en Casa de Gobierno, dadas las circunstancias en que el funcionario fue desalojado.

Pero sorpresivamente, Kulfas apareció por la Rosada, pasó a despedirse del presidente que lo atendió, y dejó una carta de renuncia feroz, apuntando directamente a Cristina Kirchner y su grupo político, y esa carta se "filtró" por todos lados: la difundieron, el propio Kulfas, y desde la Rosada también.

El albertismo ayer, proclamaba que "se fue con dignidad, dando pelea, repartiendo bifes", decían. Les provocó admiración que atacara a sus rivales políticos internos como ninguno de ellos se arriesgaba a hacer para no perder el cargo.

Pero hoy, el propio gobierno salió a despegarse de las acusaciones del ex ministro. El apoyo fue solamente "en off", como las declaraciones que la costaron a Kulfas la cabeza. "En on", el presidente mando a la vocera Gabriela Cerruti, a responderle a un ex ministro: “El Gobierno Nacional rechaza las acusaciones vertidas por Matías Kulfas en su carta de renuncia y no comparte los conceptos sostenidos en ese sentido”, escribió en su cuenta de Twitter.

Los respaldos en el albertismo suele ser efímeros y ahora, buscan bajar el nivel de conflicto con el kirchnerismo en medio de una gestión tambaleante.