¿Será posible un Alberto Fernández recuperando la iniciativa política para buscar con posibilidades su reelección el año próximo?. Todo indica que es lo que el presidente busca, a partir de las designaciones de las tres nuevas ministras en el día de ayer.

Sin llamados, sin consultas con sus socios de la coalición gobernante, Fernández se encerró con sus laderos íntimos, mas amigos que grandes dirigentes políticos, para reemplazar a los renunciados. Ningún llamado con Cristina Kirchner, ninguna consulta con Sergio Massa. Poca lógica, cuando se forma parte infinitamente minoritria de una alianza de gobierno.

Rodearse de propios parece ser el objetivo, para intentar sostener una campaña. Ninguno de los tres cambiará mucho. Victoria Tolosa Paz solo mantendrá la caja de los planes sociales en manos del Movimiento Evita y Barrios de Pie, las dos agrupaciones piqueteras cercanas al gobierno que lo sostienen en la calle.

Kelly Olmos, solo tiene que dejarse llevar por “los Gordos” de la CGT que respaldan a Alberto para confrontar a Cristina, desde el inicio de la gestión. Y Ayelén Mazzina tiene que buscar con sus iniciativas, algunos votos de sectores sociales mas prolives al kirchnerismo que al propio Alberto.

Cambiar para que nadie cambie. El presidente busca dar un gesto de autoridad, pero ya nadie cree en su autoridad. Cada vez que se “desmarcó”, no solamente fue duramente golpeado, sino que además cometió errores no forzados que lo condujeron a volver a entregarse a los verdaderos dueños de la coalición gobernante. 

Poca expectativa. Solo queda por ver, como se reconfigura el presidente, remitido a funciones protocolares, de cara al final de su mandato.