Con su atuendo negro de Batman, sus puños apretados mientras se enfrentaba a los malhechores a través de San Francisco, un niño de cinco años que lucha contra la leucemia cumplió ayer su deseo de convertirse en su súper héroe favorito, frente a los ojos y aplausos de toda su ciudad.

El pequeño Miles Scott, que sufre de leucemia desde que tenía 18 meses, y su versión de "Batkid" se convirtieron en el tema del día de las redes sociales y atrajo a miles de seguidores de todo el país, incluso al presidente, Barack Obama, y su mujer, Michelle.

El jefe de policía Greg Suhr pidió la ayuda de "Batkid" (batiniño), quien pasó el día de una escena del crimen a otra, acompañado por un imitador adulto de Batman.

Entre otras acciones, Batkid rescató a una "damicela" atrapada en los rieles del tranvía, capturó a Acertijo cuando robó un banco y salvó a Lou Seal, la mascota de los Gigantes de San Francisco, de las garras de Pingüino.

En su aventura, el pequeño Batman tuvo escolta oficial y se paseó por la ciudad a bordo de un Lamborghini negro con el escudo del murciélago. La policía detuvo el tránsito y lo acompañó en sus motos.

Miles Scott, cuya leucemia está remitiendo, recibió además las llaves de la ciudad de San Francisco, de manos de su alcalde, Ed Lee.

El evento, organizado por la fundación Make-a-Wish - que cumple los sueños de niños que sufren enfermedades graves- despertó la complicidad de toda la ciudad, que lo alentaba en cada esquina y registró al pequeño héroe con sus cámaras.

También los deportistas se unieron a la iniciativa. "Nuestro héroe ha llegado. ¡Las calles de San Francisco están a salvo!", tuitearon los "49ers", el equipo de football americano de la ciudad.

El trabajo de Batkid fue valorado hasta en la Casa Blanca que, a través de Twitter, difundió un breve video en el que Obama se dirigía al superhéroe: "¡Bien hecho, Miles! Gotham está a salvo".

"Nunca antes había visto una estela de pólvora como esta en Internet y un apoyo tan gigante desde todos los rincones del mundo", declaró, por su parte, Patricia Wilson, de la fundación Make-a-Wish.