Más allá del comunicado oficial que emitió la reina Isabel II, en el que se indico que ““la familia entera está entristecida luego de enterarse cuán desafiantes fueron los últimos años” para los duques de Sussex, que actualmente viven en Los Ángeles.

"Las cuestiones planteadas, especialmente las referentes a la raza, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, son tomados muy en serio, y la familia los abordará en privado”, indicó la casa real británica en la carta. “Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia”, añadieron.

Por eso, luego del escueto documento, las afirmaciones de William tomaron otro valor y fueron las primeras en referencia a las acusaciones de racismo y maltratos.

El posible heredero del trono de Isabel II hizo las declaraciones durante una visita hecha a un colegio en el este de Londres, en su campaña para apoyar la salud mental de los niños.

Consultado por una posible comunicación con su hermano a raíz de las explosivas imputaciones, respondió que aún no lo había hecho pero que lo hará. “No, no he hablado con él, pero lo haré”, señaló el príncipe. El encuentro cara a cara entre ambos hermanos podría ocurrir dentro de unos meses, más específicamente el 1 de julio, cuando se descubra una estatua en honor a su madre, Lady Di, día en el que cumpliría 60 años.