El Papa Francisco mantiene una oratoria permanente condenando la guerra en Ucrania y esbozando parábolas para mostrar su desagrado, pero cede a la petición del presidente Volodymyr Zelenski, para hacerse presente en el país a fin de garantizar los corredores humanitarios y la evacuación de civiles.

El Pontífice dijo ayer que la guerra en Ucrania es una “regresión macabra de la humanidad”, en un discurso dominical en la Plaza de San Pedro. Agregó que la invasión lo hizo “sufrir y llorar”, y pidió corredores humanitarios para evacuar a las personas atrapadas en la acería de Mariupol.

Sin embargo pese a sus llantos, no parece estar dispuesto a moverse del Vaticano, refugiado en un presunto dolor en una pierna, que surgió casi en forma concomitante con el ruego de Zelenski.

Reuters informa que durante su bendición del mediodía, criticó implícitamente a Rusia , diciendo que Mariupol había sido “bárbaramente bombardeada y destruida”. Res non verba, Su Santidad.