Definitivamente es curioso. Hace un año y medio, en plena pandemia, había trascendido que la primera ministra de Finlandia había estado en un boliche nocturno de pleno baile, justo el día que uno de los miembros de su gabinete había dado positivo de Covid-19.

La irresponsabilidad tuvo un costo político para la funcionaria, que debió salir a dar explicaciones y además a pedir disculpas por la imprudencia. Pero también expuso el punto débil de Marin a sus 37 años: le gusta divertirse, bailar y claro, la noche.

Lo llamativo es que ahora, aparecen fotos y filmaciones de tres eventos diferentes, a los que asistió distinta gente, en los que se muestra a Sanna siempre muy divertida, consumiendo alchohol y acusada de la ingesta de otras sustancias. Además, fotos en las que no se ve a la primera ministra, pero se trata de una fiesta en la residencia oficial, con dos mujeres besándose con los pechos desnudos.

¿Cual sería la razón para que todas las fotos apareciesen sucesivamente un día tras otro, originadas en "distintas" fuentes? Hay quienes aseguran que la razón es el inminente ingreso de Finlandia a la OTAN, promocionda, alentada y trabajada en el parlamento por Marin y la evidente operación de desprestigio tendría su mejor fuente en la poderosa FSB o ex KGB, la inteligencia rusa que ha llevado a cabo este tipo de operaciones desde tiempos de Stalin.

Según la lectura de varios especialistas, la primera ministra es víctima de una operación de inteligencia, no porque los hechos no hayan ocurrido, sino porque su difusión tiene una mecánica de "desgaste de imagen permanente", lo cual lo pone a explicar sus conductas privadas sin posibilidad de que su defensa pase por su gestión o su trabajo, la confronta con su vida privada y la somete al siempre arbitrario "juicio moral", que luego es manipulado desde los medios.