Los diversos videos filtrados a las redes de la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, en fiestas nocturnas, ha puesto en debate el derecho de los líderes de las naciones, a pasar momentos divertidos, de relax, mientras ejercen su cargo.

Lo primero que hay que decir, es que la defensa de la funcionaria, si bien insuficiente, es cierta: son videos privados, de una actividad privada en un lugar que entregaba la confianza de ser un domicilio particular. Por ende, quien difundió los videos cometió una violación a la intimidad.

La primera ministra tampoco usó sus redes sociales para mostrar lo bien que la estaba pasando, no se ufanó de "andar de caravana", simplemente tomó un descanso de sus obligaciones y alguien la filmó.

Dicho esto, la fiesta existió y Sanna estuvo allí, cantando, bailando y bebiendo alcohol, como ella misma dijo. 

El segundo tópico a considerar es que no es la primer líder nacional que participa de fiestas nocturnas y la forma en que se la juzga también esta relacionada con su condición de mujer. Boris Johnson, el premier británico, ha tenido sus problemas por sus fiestas en pandemia, pero el problema era la pandemia, no que Boris se divierta. Marin carga, incluso en su evolucionado país, donde gobierna con un grupo de mujeres de escasa edad, con el doble estigma de ser mujer y de ser joven.

Ahora bien, el derecho al solaz de  los líderes, también esta relacionado con la felicidad de sus pueblos. No cae del mismo modo un hecho como el difundido, en un país con todas las necesidades básicas satisfechas, que en un país hundido en la miseria. Un pueblo padeciente o uno feliz, también otorgan tamaño a esta posibilidad de los lideres, de divertirse o tomar vacaciones o relajarse.

Y esa condición subjetiva debe ser valorada. Finlandia es un país ordenado, pujante. Marin esta haciendo,  según la imagen de su gobierno, una buena gestión. Esta lidiendo con las amenazas rusas y la problematica que implica compartir una extensa frontera con el país que guía Vladimir Putin.

Ha conseguido que la sociedad entienda el riesgo y se encuentra tramitando el ingreso de Finlandia en la OTAN, algo que se encamina a concretarse con éxito y que será un hito en la historia del país.

Por ende, poco hay que reprocharle a la primera ministra en cuanto al cumplimiento de sus funciones. Entonces, ¿es posible reprocharle que pase un momento de diversión?. Parece una exigencia demasiado elevada para un sistema de humanos que eligen humanos para que los gobiernen. Siempre claro, que haya paridad entre la posibilidad de pasarla bien de la sociedad y sus dirigentes.