En el Mundial de fútbol de Italia 1990, la regla de suspensión de un partido por acumular tres amonestaciones dejó afuera de la final a Claudio Caniggia, el único delantero gravitante de aquella Selección Argentina. Sería más preciso decir que el entonces joven delantero agarró una pelota con la mano de la manera más estúpida en medio de una jugada intrascendente, y se dejó afuera de la final. La FIA reaccionó modificando la regla desde 1994: desde entonces la primera amonestación se borraba al quinto partido, para evitar nuevas finales sin las grandes figuras.