La Copa Libertadores ha evolucionado muchísimo, pero algunos partidos todavía hacen acordar al antiguo torneo de los años 80' y 90'. Por lo tenso, lo disputado, lo parejo y por la hostilidad del público. De un escenario con esas características y sin hacer un partido brillante ni mucho menos, River se trajo tres puntos. Le ganó 2 a 1 a Colo-Colo en el Estadio Monumental de Chile con goles de Matías Suárez y Esequiel Barco. Juan Martín Lucero descontó.

Durante los primeros minutos se notó que no sería un encuentro sencillo para el Millonario. El local le planteó un duelo friccionado y lo atacó mucho por el sector de Milton Casco. Pablo Solari, de buen encuentro, fue muy punzante por la punta derecha. 

De todas maneras, tampoco lo sufrió; simplemente no pudo imponerse. Y a eso colaboró el hecho de que la primera mitad fue muy cortada. Se interrumpió tres veces, primero porque hinchas del conjunto local estaban ubicados en una zona indebida y peligrosa de la cancha, arriba de los techos. Luego, en dos ocasiones por la lesión del arquero Brayan Cortés que debió ser reemplazado por Omar Carabalí.

Recién los últimos 10 minutos volvió a jugarse con fluidez y cada equipo tuvo una chance. Primero conjunto chileno con un buen centro bajo de Solari que no llegó a desviar Lucero pero que tomó dirección al arco y obligó a Franco Armani a responder. Luego, Barco recibió una gran pelota de Nicolás De La Cruz y quiso definir por encima del arquero adelantado, pero el remate fue muy bajo.

En los primeros 15 minutos del complemento el Millonario tuvo su mejor versión. Adelantó a la última línea y de la mano de la conducción de De La Cruz fue dominante en cancha, a pesar de que no tuvo gran cantidad de acciones de peligro.

Pero pasado ese lapso la historia volvió a emparejarse y el local tuvo algún que otro contraataque amenazante. El clima caliente y el partido muy trabado no permitieron situaciones de mucha nitidez, hasta que sobre el final todo se abrió de golpe.

Cuando quedaban ocho minutos, un error del arquero Carabalí resultó clave para que el equipo de Núñez marcara el primer tanto. Paulo Díaz recuperó y lo puso a correr a Andrés Herrera por derecha. Sin mucho ángulo el ex San Lorenzo sacó un centro bajo y poco riesgoso, pero el golero en vez de atajarla se tiró a "barrer" con los pies. La pelota le quedó atrás de su cuerpo y Matías Suárez que ingresó en la segunda mitad solo tuvo que empujarla.

Seis minutos después, en una jugada en la que parecía que el equipo de Marcelo Gallardo solo pretendía hacer correr el reloj, Julián Álvarez le acercó la pelota a Barco sobre el sector izquierdo de la cancha. El ex Atlanta United enganchó hacia adentro, se hizo el espacio y remató de afuera con extrema precisión contra el segundo palo para poner las cosas 2 a 0.

Todo parecía definido, pero en el segundo minuto adicionado, el Cacique le puso suspenso al asunto. Óscar Opazo hizo un lateral rápido, Solari metió un centro antes de que la defensa del equipo argentino se despabile y Lucero le ganó la espalda a Díaz. El delantero de pasado en Independiente y Vélez cabeceó y descontó, pero aún así su equipo no tuvo tiempo para más.

River sumó un triunfo que anímicamente vale mucho. No fue un partido de lucimiento futbolístico, pero sí requirió mucho carácter para afrontar un partido bien copero e imponerse. Además, suma puntaje ideal, con nueve de nueve, y encaminó la clasificación a los octavos de final del torneo continental más importante de América.