Los italianos en el automovilismo suelen ser ‘al revés del pepino’, y eso les ha costado sangre sudor y lágrimas desde que empezó a despuntar la aerodinamia en los coches de F1 en los años 1960.

Ahora la noticia es que, cuando los gigantes alemanes del motor se fugan masivamente de la Fórmula E (que hegemonizaron abruptamente), luego de haber extraído todo lo que necesitaban para construir sus futuros autos eléctricos (y para los motores ahora congelados de la F1, por cierto), recién una marca italiana relacionada con Ferrari, en este caso Maserati, anuncia su ingreso en la categoría que promueve la ecología. Su llegada coincidirá con el coche Gen3, de mayor autonomía.

De larga historia en el deporte (Fangio ganó su Mundial del 57 con ellos; María Teresa de Filippis fue la primera mujer para clasificarse a un GP de F1 con una Maserati), habían desaparecido de los GT hacía trece años. Ahora, a cuatro de cumplir el centenario de su fundación, buscan una vitrina para revalorizar la marca.

De hecho, la firma italiana piensa ofrecer tan pronto como 2025 “versiones eléctricas de todos sus modelos”, anticipó Davide Grasso, jefe ejecutivo de Maserati.

Asoma una sinergia con DS, equipo propiedad de Sellantis en la FE, al estilo de Mercedes con Venturi, para desarrollar más rápido sus motores. Aunque todavía no se sabe si tendrá un equipo propio o se asociará con uno existente.