Tras la temporada más peleada y emocionante de la F1 en 2021, la máxima goza de una salud deportiva y financiera envidiable en el contexto del deporte rentado a nivel mundial. Mientras muchas categorías profesionales languidecían en todo el planeta (y con varios equipos de F1 al borde de la extinción en 2020), el Mundial de automovilismo sacó pecho y aprovechó buenas noticias inéditas (como la conquista de la juventud estadounidense a partir de Drive To Survive y todas las implicancias comerciales derivadas de ello) para gestar un momento de efervescencia comercial con pocos antecedentes históricos.

En este contexto, las criptomonedas comienzan a asomar como una fuente inagotable de recursos a través de la sponsorización, de una manera que comienza a recordar al peso que tuvieron hasta principios de siglo las tabacaleras y (hasta 2008 inclusive) las entidades bancarias, de crédito y de seguros.

Uno de los dramas que ha vivido la F1 desde la crisis de 2009 ha sido la huida masiva de sponsors que bancaban los enormes presupuestos de grandes constructores que habían colonizado la categoría en ese inicio de siglo: Toyota, BMW, Renault, Honda, se fueron de un momento para otro de la F1 (o se quedaron a medias, como Renault) y dejaron a la FIA en la difícil situación de generar un enorme cambio reglamentario en el diseño de los motores de la Era V6 Turbo Híbrida con el serio peligro de quedarse con sólo dos motoristas (Ferrari y Renault).

Fue ese contexto el que propició las ‘facilidades’ recibidas por Mercedes para desarrollar el motor que ha dominado el Mundial desde 2014. Hasta 2000 aproximadamente, la F1 se estructuraba con una parrilla de tres equipos grandes y siete u ocho ‘privados’. Escuderías humildes y llenas de talento como Jordan pasaron de la nada a la gloria en ese contexto, que comenzó a diluirse a partir de los ingresos de las grandes marcas antes mencionadas.

Ahora, con el debut/vuelta de Porsche y el ingreso de Audi a la F1, presumiblemente para 2026, el panorama comienza a parecerse al de principios de siglo: grandes sponsorizaciones provenientes ahora de las criptomonedas. Crypto.com es sponsor oficial de la F1, y hay siete criptomonedas en ocho de los diez equipos de la parrilla (sólo Williams y Haas quedan afuera). Crypto apoya también a Aston Martin, y Red Bull acaba de concretar un acuerdo con Oracle que involucra cambio de nombre para el equipo e ingresos por unos ciento cincuenta millones de dólares cada temporada.

Así, todo se encamina hacia una proliferación de grandes nombres en los equipos de F1: Ferrari, Mercedes, Renault, Honda (que se fue pero se quedó), Porsche y Audi serán dueños de escuderías o comprarán parte de sus paquetes accionarios (como pasaba hace un par de décadas con McLaren-Mercedes y Williams-BMW) o se asociarán como motoristas. Las preguntas que quedan de fondo son las mismas de 2002-2009: ¿es viable una F1 con cinco o seis equipos grandes? Y si los grandes, como en 2009, deciden abandonar de un día para el otro la F1, ¿qué será de la categoría una vez que los equipos ‘privados’ queden nuevamente marginados o directamente desaparezcan de la máxima?