Independiente perdió en Avellaneda con el Ceará de Brasil por 2 a 0 con goles de Rodrigo Lindoso y Jhon Mendoza y se quedó afuera de la Copa Sudamericana en la primera ronda del torneo.

El Rojo tuvo este semestre dos jugadores. Domingo Blanco y Tomás Pozzo. Los otros nueve pobres muchachos que se turnaron para completar once, hubiesen tenido problemas para mantenerse de pie en un solteros contra casados.

El lateral que Marcelo Gallardo expulsó de River, Alex Vigo, está al nivel de los peores que haya tenido Independiente en el puesto. Un extraordinario papelón. El lateral izquierdo, Lucas Rodríguez fue echado cuando terminó el torneo anterior, por malo, y llamado nuevamente cuando no se consiguió otro lateral en su reemplazo. El volante central Lucas Romero, no recupera una pelota en todo el partido ni aporta en ataque, no está. 

Pero volvamos al principio, el Rojo tiene dos jugadores, y el imaginativo director técnico Eduardo Domínguez, decidió que justamente uno de ellos no juegue: Pozzo recién entró en el segundo tiempo. 

Independiente debía ganar por dos goles para pasar, pero no llegó nunca, salvo por un cabezazo de Juan Insaurralde que tapó el arquero brasileño, nunca. Y el Ceará de contra generó un tiro libre al borde al área y antes de terminar el primer tiempo, Lindoso puso el 1 a 0.

En el segundo, el genial Domínguez metió al mencionado Pozzo y a Leandro Fernández. Los dos entraron bien. Pozzo gambeteó a medio mundo, pero nunca encontró un pase. El delantero fue mas punzante y vigoroso en sus atropelladas, pero nunca ubicó un disparo claro.

El DT del equipo de Avellaneda además, colocó a Blanco, el otro jugador de fútbol con el que cuenta, detrás del 9, donde no puede explotar su pique corto demoledor, se perdió, no tenía adonde ir. Un desatino atrás del otro. Antes del final, Mendoza sentenció el resultado, aunque la clasificación estaba definida mucho antes, cuando Independiente no podía llegar y Ceará amenazaba en cada contra.

Dirigencialmente Independiente es una desgracia. Tiene un gobierno de facto hace meses, con mandato terminado y sigue manejando el club. El tema está en la Justicia, pero el juez no decide nada. Pero al margen de esa situación de que un grupo tomó el club contra la ley, el ténico no acertó una casi nunca. Ni en este partido ni en ningún otro. Y el plantel es de bajísima calidad, y seguramente sea peor el semestre próximo, cuando posiblemente, el propio Blanco y Andrés Roa abandonen el club. Triste y peligroso destino el que se le dibuja a Independiente.