Independiente se acerca, en todo sentido, cada vez más a la catástrofe. El conjunto de Avellaneda volvió a ser una lágrima y cayó por 2 a 1 ante Defensa y Justicia en el Tito Tomaghello. Manuel Duarte y Adonis Frías abrieron la cuenta y Álex Vigo descontó sobre el final del encuentro.

La diferencia más trascendente entre los dos equipos es que el Halcón salió a jugar el primer tiempo y el Rojo tan sólo puso 11 hombres que se pararon en la cancha. El equipo que dirige interinamente Claudio Graff fue una sombra que nunca estuvo en partido y no hizo un gran esfuerzo por estarlo.

Algunos de sus futbolistas, como Juan Cazares, parecen determinados a no volver a jugar con la camiseta del club, independientemente de que los pongan o no para los partidos. Otros, en cambio, como Iván Marcone, que muestran su voluntad desde lo discursivo o simbólico, no tienen nivel en este momento para jugar en el club.

De todas maneras, resulta lógico que algunos futbolistas no quieran ser el rostro de este momento de la institución. El club ha sido abandonado por los dirigentes que están en el cargo, no tiene a nadie que se haga cargo desde la oposición y por ende, pedirle a los estamentos más bajos que afronten la situación con compromiso también resulta contradictorio.

Con poco, el conjunto local fue ampliamente superior. A partir de una presión inconstante pero asfixiante y de buenos niveles individuales en jugadores como Gastón Togni o Duarte, se impuso en el juego y en el resultado. El propio joven de 20 años fue quien puso a su equipo en ventaja con un golazo de afuera del área a los 28 minutos.

En la segunda mitad, el equipo de Sebastián Beccacece se retrasó y sólo por eso, casi por inercia el Rey de Copas se adelantó unos metros, aunque nunca inquietó. Pero, cuando quiso, el conjunto local, que fue mucho más, aceleró e incrementó el resultado. 

Por la derecha se gestó una muy buena jugada que derivó en Nicolás "Uvita" Fernández. El ex San Lorenzo filtró un muy buen pase para Nicolás Tripichio y Lucas Rodríguez, en una muestra clara de su nula jerarquía, le dio una patada entre el brazo y las costillas. Nazareno Arasa cobró penal y Frías convirtió el segundo.

Un rato después Kevin Gutiérrez, que ya estaba amonestado, se tiró con los dos pies para adelante contra Damián Batallini y vio la segunda amarilla. Desde entonces el Diablo merodeó un poco más el arco de Ezequiel Unsain. No tuvo ideas y cuando ya casi ni lo buscaba, Vigo descontó con una volea de zurda.

A continuación se vio un hecho tan insólito como ridícilo. El ex lateral de Colón hizo una del cuento más absurdo de Roberto Fontanarrosa o del meme más fuera de contexto de estos tiempos. Se sacó la camiseta y salió a gritarlo con furia hacia una cámara, como si hubiese hecho el gol del triunfo en la final del Mundial y no el descuento de una derrota de su club en el peor momento de su historia. 

Independiente perdió pero, dada su realidad, es lo menos importante. El partido más relevante lo jugará el viernes, cuando sus socios puedan hacerle sentir a sus dirigentes en una asamblea todo el daño que le han hecho al club. Más allá de eso, que puede ser un antes y después, da la sensación de que lo que le hizo Hugo Moyano a la institución más ganadora del continente es prácticamente terminal.