Se viene el GP de Hungría de F1, la última cita antes del parón veraniego (boreal). Una cita caracterizada por el tórrido calor de Budapest, y que este año puede volver a tener lluvias. Pirelli usará su gama media de neumáticos (2, 3 y 4 de los 5 que fabrica la casa italiana). Para Mario Isola, “la nueva generación de coches y neumáticos debería ser divertida en esta pista”.

“En el pasado, Hungaroring ha sido conocido como un lugar en el que es difícil adelantar, pero el nuevo paquete ayuda a los pilotos a estar mucho más cerca y hemos visto algunas carreras con muchos adelantamientos. Esperemos que también sea así en Hungaroring, un circuito estrecho y revirado en el que los coches suelen estar agrupados”, añadió Isola.

El circuito mutó desde ser una especie de Mónaco sin paredes hasta principios de siglo hacia una versión mucho más rápida desde las reformas de 2004. Ya no es casi imposible el sorpasso, pero sigue siendo fundamental la tracción y los neumáticos delanteros siguen sufriendo mucho recalentamiento por el volanteo permanente, sobre todo en el Sector 2. Además, hay más de 80 por ciento de chances de lluvia el sábado en el Hungaroring (el viernes baja a 33 por ciento y el domingo, a 25), con lo que la Clasificación puede variar dramáticamente.

Mattia Binotto, que le quiere poner buena cara a sus constantes infortunios en la comparación con Red Bull, aseguró que el objetivo de Ferrari para Hungría no es sólo ganar, sino obtener un 1-2 que, vistas las características del circuito no es harto improbable para el auto rojo, aunque claro, haciendo abstracción de los zafarranchos estratégicos que se propinan a sí mismos los italianos.