Como el sábado, el título (ganó Max Verstappen el Gran Premio de Gran Bretaña de F1) no es llamativo, la bajada sí. McLaren confirmó en ritmo de Carrera lo que había mostrado el viernes y el sábado: la legendaria escudería británica resucitó.

En principio, hay que atribuir el acontecimiento a la ardua (y larga) tarea de reconstrucción de Zach Brown, reclutando talento y diversificando las competencias del equipo (que participa ahora en Fórmula E e IndyCar). Ingenieros como Andrea Stella (ex Ferrari y Mercedes) y el talentosísimo James Key (harto de ser el genio muletto de Red Bull por si el voluble Newey se fugaba y que recién a partir de España pudo hacer sentir su influjo en las mejoras del auto, que no pudo diseñar) son la consecuencia de lo primero y la causa de lo de hoy.