Lo había dicho en caliente tras el Gran Premio de Australia, y pasó como una frase más tirada al tuntún. Pero ahora el campeón del mundo, Max Verstappen, lo reiteró en declaraciones al portal web de Países Bajos AD: se ve fuera de la lucha por el título, tras dos abandonos en las primeras tres carreras. Red Bull no termina de admitir que el mismo problema que los hizo abandonar por partida doble en Bahréin dejó a pie a Max en Australia. Pero tampoco lo niega.

Se reitera la intuición expresada en Continental Web en su momento: por esa parte del auto Adrian Newey ha encontrado un hueco para desarrollar un extra de rendimiento, pero el diseño es demasiado extremo y cuesta 'calibrarlo'. Algo parecido les pasó a los austríacos en 2010 con los mapas motor: reventaron el primer día en Bahréin a poco de terminar la carrera, tras arrasar el resto del fin de semana; como sabemos, después fueron encontrando el equilibrio y la última fecha encontró a sus dos pilotos peleando por el título.

Pero ahora ni siquiera se está hablando de un coche superior. Los problemas de Red Bull para ir al ritmo de Ferrari sin destruir los neumáticos fueron notorios en Australia (y ya se habían insinuado en las dos primeras fechas). Esto se hizo más claro con los Medios, que en Albert Park no le duraron a nadie: Leclerc 'gestionó' la carrera por primera vez, según propia confesión, mientras Checo, el Red Bull sobreviviente, se quedaba cada vez más cerca del ritmo de los Mercedes, con los que tuvo que lidiar toda la carrera (por el desgaste de sus neumáticos al final de los stints).

Por eso, Verstappen afirma con inusual sinceridad: "No tengo razones para creer en el Campeonato en este momento. Obviamente la temporada es larga, faltan 20 carreras, pero en este momento creo que necesitaría 45 para tener otra oportunidad, estoy demasiado atrás en el Campeonato. 46 puntos... necesitamos ser más rápidos y más fiables. No pienso en el Campeonato".

Además, el neerlandés reiteró que había notado algo mal en el auto antes de la largada, pero intentó no pensar en el tema. "Es muy decepcionante. No sé qué pasó. Tuve una señal antes de la salida de que sería difícil terminar. Pero tratás de no pensar en eso durante la carrera, tenés que permanecer concentrado. Por supuesto que estoy frustrado, pero yo no puedo hacer nada. Simplemente el coche no es lo suficientemente bueno. No lo es si mirás la fiabilidad, y tampoco si mirás el equilibrio. Me sorprende comprobar que no estamos en el camino adecuado. No parece que haya una solución clara tampoco, así que tenemos mucho trabajo que hacer. Ferrari es mucho mejor que nosotros en muchas áreas", añadió un Verstappen a flor de piel.

Por su lado, Helmut Marko, mano derecha y ojos del dueño del equipo, admite que la fiabilidad no es el único problema de Red Bull. El RB18 es más pesado que la Ferrari, y bajar esos kilos "es caro". "En primer lugar, están los problemas de fiabilidad, que apenas tuvimos el año pasado. Pero el déficit de Ferrari también fue alarmante hoy. Simplemente controlaron el ritmo, si Max aumentaba el ritmo, Leclerc podía reaccionar fácilmente. Ellos casi no tenían graining, y nosotros ya teníamos algo después de algunas vueltas. Ferrari puede encontrar un buen equilibrio con su coche más fácilmente", enumeró un desconsolado Marko en entrevista a la señal austríaca Servus TV.

Marko estimó el déficit de peso en relación a la Ferrari en unos diez kilos (unas tres décimas por vuelta en Barcelona).  Pero "Bajar el peso es caro. Para empezar, es una cuestión financiera y, en segundo lugar, también es aventurado a nivel fiabilidad. Por lo tanto, es una división difícil debido al límite presupuestario. Estamos enfrentando tiempos difíciles", concluyó Marko.