Siguen las repercusiones por la (fuera de pista) escabrosa definición del Mundial de F1. Ahora, el director técnico de Liberty Media, Ross Brawn, se manifestó a favor de que se prohíban las radios directas entre los jefes de equipo y el Director de Carrera.

Este año, los jefes de Red Bull y Mercedes no pararon de rosquear y presionar incluso por radio a un Michael Masi que cometió varias decisiones incoherentes, improvisadas y contradictorias en el final de año.

El desiderátum se dio cuando, durante el Safety Car del final de Abu Dhabi, Horner presionó al australiano para que cambiase su decisión de no dejar que los rezagados recuperasen la vuelta. Masi había decidido eso porque sabía que implicaba que en la Vuelta 58 no se iba a poder correr, y acabaría la carrera en condiciones de bandera amarilla. Ello iba a ser así porque en la Vuelta 53, lento de reflejos, decretó Safety Car y no Bandera Roja ante el choque de Latifi.

Así, cuando desde Mercedes alegan que el final de la carrera estuvo manipulado, no les falta razón: una Bandera Roja le hubiese permitido a Hamilton calzar neumáticos nuevos y al menos defenderse del ataque final de Verstappen.

¿Cómo subsanó esto Masi? Ya no torciendo, sino fracturando el reglamento para que cuatro rezagados (es decir, los que estaban entre Hamilton y Verstappen, y ninguno de los demás) recuperaran la vuelta en el mismo giro que se retiraba el Safety Car. No obstante, no se puede cambiar un resultado deportivo por un error del juez. En todo caso, se sanciona al juez.

Brawn prefiere enfocarse en las presiones de Wolff y Horner a Masi, que consideró “inaceptables”. “Toto Wolff no puede exigir que no venga un coche de seguridad, y Christian Horner no puede exigir que los coches tengan que dar la vuelta”, ejemplificó. Y también consideró que las apelaciones de Mercedes tras la carrera "le quitaron un poco de brillo" al final de campeonato.