Se podría comenzar esta crónica diciendo que Max Verstappen ganó de manera aplastante el GP de Bélgica de F1 y que Red Bull humilló a una Ferrari que, como hacía varias carreras no pasaba, estuvo inerme frente al ritmo del coche austríaco.

También se podría decir que 'la FIA se cargó otra vez el campeonato'. Con la obligación de subir la altura mínima de los autos 15 milímetros desde este fin de semana en Spa, liquidó uno de los puntos más fuertes de Ferrari y perjudicó en general a toda la parrilla, pero en menor medida a Red Bull, beneficiado por un diseño más armónico y equilibrado, y con un piloto en su mejor momento como Verstappen, capaz de lidiar con coches más indóciles mejor que los demás.