Gran arranque de la F1 2022. Todo lo que pergeñó Liberty Media desde 2017, sobreponiéndose a todos los acuerdos y privilegios acordados o tácitos de los equipos más grandes, da frutos plenamente desde el primer Gran Premio.

La clave para entender esto es la batalla entre Leclerc y Verstappen entre las vueltas 17 y 20. Desde principios de los 80 (es decir, desde que había efecto suelo) que no se veía lides dignas de la serie animada 'Meteoro' e incluso difíciles de hallar en NASCAR. En la Vuelta 17, Leclerc salió con gomas frías de boxes y Max venía marcando récord de vuelta. El neerlandés se lo comió en la recta principal cada vez, y cada vez Leclerc lo dejó pasar, traccionó mejor en la salida y recuperó la posición.

F1: gana Leclerc con autoridad, los Honda se derrumban, Ham saca un podio increíble

La batalla duró hasta que Leclerc pudo calentar los neumáticos y aprovechar la potencia tremenda del nuevo motor Ferrari. Cuando eso pasó, otra vez Leclerc se le escapó irremisiblemente al campeón del mundo. Pasó tres veces, después de cada pit stop.

A propósito: el desgaste de neumáticos fue mucho mayor al previsto por Pirelli antes de la temporada, y también lo son las distancias entre compuestos. Pese a venir a Bahréin 2022 con la secuencia más dura de gomas (1, 2 y 3, contra 2, 3 y 4 que era lo habitual hasta el año pasado) y a un diseño conservador de Pirelli, todos tuvieron que parar tres veces como si estuviéramos en la Era V8 cuando aún se permitía el repostaje.

En ese aspecto (desgaste de neumáticos) también Ferrari fue superior a Red Bull, que sólo pudo acercar a Verstappen a la victoria con estrategia (algo en lo que siguen siendo el mejor equipo de la F1). En los dos primeros intentos de undertake, Max estuvo a punto de superar a un Leclerc que en cada stint se escapaba a un ritmo de al menos dos décimas por vuelta. Pero ya en el segundo lance Leclerc pudo aguantar fuera de rango del DRS.

Se hablaba luego de la Clasificación del sábado en Continental Web sobre la diferencia entre un piloto Top como Sainz Jr y un fuera de serie como Leclerc: el año pasado estuvieron muy igualados, y también lo estuvieron en la Qualy, pero en los momentos clave Leclerc siempre tiene un conejo en la galera.

No fue casual el 1-2: Ferrari, se dijo más arriba, fue el mejor en todos los aspectos necesarios para ganar este fin de semana en Bahréin. También en la batalla de la fiabilidad: las baterías de dos de los cuatro Honda murieron sin ver la bandera  a cuadros, y el motor de Checo simplemente se apagó sobre el final de la carrera.

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Esto les dio a los Mercedes un podio y un cuarto puesto que valen oro en este arranque magro. Hamilton corrió tan genialmente como siempre, pero en inferioridad, lo que le dio una pátina de heroísmo a su resultado que a él le encanta.

Retomando: hoy Leclerc se defendió como un león, a lo Ferrari, ante el ataque de la bestia Verstappen. Y tres veces. Porque cuando crepó el Alpha Tauri de Gasly y salió el coche de seguridad (que duro de la vuelta 46 a la 50), todos los pilotos calzaron los Blandos más nuevos que les quedaban y la carrera fue un stint a lo Fórmula 3.

En el relanzamiento, Leclerc madrugó a un Max que ya venía con problemas y se escapó fácil. En cambio, Sainz Jr empezó a acosar poco a poco a campeón del mundo, que destellaba vistosamente con luces rojas traseras que anticipaban sus problemas eléctricos.

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En contraste, con Honda (3 de 4 no vieron la bandera a cuadros), cinco de los seis motores Ferrari terminaron en los puntos, contra dos Mercedes (Ham y Russell), los dos Renault y el incólume Tsunoda, que lidió con un fin de semana complicadísimo y terminó una carrera muy cambiante en los puntos, peleando todo el tiempo en el pelotón. El pelotón está mucho más junto, pero está claro que por ahora la cola son los motores Mercedes: seis de los ocho motores alemanes de la parrilla ocuparon las últimas 6 posiciones de carrera que vieron la bandera a cuadros.

Alpine sigue vendiendo humo: están peor que el año pasado, pero al menos pelean por puntos y la fiabilidad no volvió a molestarlos. Los que sí están mal son los McLaren: la gran decepción en este comienzo de 2022 con sus problemas de frenos delanteros.

En contraposición, los motorizados por Ferrari (un equipo desharrapado como Haas y otro lleno de problemas de fiabilidad como Alfa Romeo) también supieron sacar la cabeza entre las innumerables batallas del pelotón, sumar puntos y, sobre todo, dar pelea. Sobresaliente la vuelta de Magnussen en uno de esos circuitos que le vienen bien a él, a Haas, a Bottas y a Alfa Romeo: sin curvas enlazadas, circuitos más de tracción y aceleración, con un motor que es un motorazo. Habrá que verlos en Silverstone o en un circuito Tilke más característico que el de Sakhir, para determinar hasta dónde el paquete Ferrari es superior.

Mención aparte para el nuevo director de Carrera de la F1, Niels Wittich, que terminó con las untuosas ambigüedades que se devoraron al reactivo Michael Masi en 2021. Desde este año, pasarse de la línea blanca es arriesgarse a sufrir 5 segundos de sanción: así perdió su primera victoria del año el prometedor Oli Bearman en la Carrera 1 de la F3. Los pilotos saben que se acabó la joda, y estuvieron prolijísimos, dentro de lo que cabe en un Gran Premio de F1.

Acerca del campeonato, nada está dicho porque, en un año en que la curva de evoluciones será empinadísima, Red Bull está ahí, muy cerca de Ferrari. Pese a su derrumbe en el final del GP de Bahréin, incluso eso recuerda mucho a la temporada 2010, que arrancaron con un auto de superioridad incontestable pero se fundieron a poco del final y le regalaron la victoria a Alonso, que debutaba ese día en Ferrari (también en Sakhir). Al final de la temporada 2010, su auto era incontestablemente el mejor y lo sería durante cuatro temporadas seguidas. Por eso hay que observar la debacle de hoy de los austríacos en contexto, y saber que es una temporada larguísima como ninguna otra de la historia de la F1.

Lo mismo vale para Mercedes. Están a un segundo por vuelta o poco menos en ritmo de carrera, pero se subieron al podio en medio de sus enormes problemas de base en el coche. Cuando solucionen sus problemas de setup y quizá den de baja alguna de sus audacias que salieron mal, van a pelear con Ferrari y Red Bull.

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Sin embargo, para Ferrari es el mejor comienzo desde los tiempos de Kimi y Massa, y eso no es poco: en 2007-2008, Ferrari ganó sus últimos campeonatos. Y la sensación, ad referendum de constatarlo en circuitos con curvas de alta velocidad, es que como nunca desde hace casi una década y media tienen el mejor paquete de la F1.

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