Otro partido con polémica. Otra intervención descarada del VAR, el instrumento que llegó para destruir al deporte más popular del planeta. Tal como había sucedido en la ida, a Boca le anularon un gol de manera insólita. El equipo argentino empató 0 a 0 ante Atlético Mineiro, pero falló en los penales, donde perdió por 3 a 1, y quedó eliminado de la Copa Libertadores.

Durante la primera mitad, el local fue superior, aunque su rendimiento fue de menor a mayor. Comenzó con ritmo y con la ventaja de estar más familiarizado con un campo de juego muy resbaloso, que de todos modos le resultó incomodó a los dos. A los cuatro minutos, el conjunto brasileño tuvo la acción más clara del partido, tras una buena jugada con varios toques, Matás Zaracho le ganó la espalda a Marcelo Weigandt y se fue mano a mano. Llegó un poco forzado, pero incluso en esas condiciones, la definición fue excesivamente sobre el cuerpo del arquero Agustín Rossi.

Mineiro tuvo más la pelota y fue levemente más peligroso, pero con el correr de los minutos, Boca comenzó a afianzarse, especialmente a partir de la firme figura de Carlos Izquierdoz. El encuentro se hizo muy disputado y cortado: ambos procuraron cometer infracciones ante el más mínimo progreso riesgoso. Lentamente, el local perdió peligro. Sus volante ofensivos participaron poco, Hulk se dedicó más al juego físico y las únicas alternativas positivas las consiguió desde el sector derecho, con las trepadas esporádicas del lateral Mariano.

El Xeneize intentó primero afirmarse, conseguir que pasen los 15 minutos iniciales y luego empezar a pensar en generar daño en ataque. Creó muy poco, dado que cada vez que quiso jugar por abajo, generó riesgo para su propio arco a partir de los buenos robos de los mediocampistas rivales y por arriba encontró en Norberto Briasco buena predisposición pero pocas condiciones naturales para pelear de ese modo. 

Lo mejor del conjunto argentino fue generado por Cristian Pavón, a pesar de que en algunas acciones se apuró en finalizar las jugadas. La única con mediano riesgo que tuvo en el primer tiempo fue a partir de un remate desde afuera del área de Sebastián Villa, que a punto de perderla tocó con Pavón, recibió una buena devolución hacia atrás y provocó la estirada del arquero Everson. Boca hizo poco en ataque, pero tal como en la ida también sufrió poco en defensa.

En la segunda mitad Boca salió con una actitud levemente más agresiva y en base a eso comenzó a incomodar al equipo local. Hasta que a los 17, el equipo de La Ribera encontró lo que fue a buscar: un grosero error rival. Tras una pelota parada que ejecutó Villa, Everson se tiró hacia adelante, intentó embolsar y se la dejó en el pie derecho servida a Weigandt. El lateral definió, la pelota rebotó en el arquero y eso evitó que Junior Alonso pudiese sacarla. 

Sin embargo, la jugada fue anulada con intervención del VAR. Hay muy poco para discutir desde el punto de vista reglamentario: en el inicio de la acción, cuando el arquero brasileño comete el error, Diego “Pulpo” González intentó jugar la pelota y estaba por un milímetro en fuera de lugar. Pero, hay cuestiones más allá del reglamento. El VAR llegaba a arreglar injusticias y da la sensación de que solamente es utilizado a placer para articular el resultado de los partidos, en base a buscar nimiedades pura y exclusivamente cuando se quiere y obviar groserías que no conviene revisar.

El Xeneize perdió el eje y hasta pudieron convertirle casi inmediatamente después de que se reanudó el juego, tras una trifulca entre los bancos de suplentes de ambos equipos y el chequeo del árbitro uruguayo Esteban Ostojich en la pantalla, pero Jefferson Savarino definió mal la acción. Luego de esa jugada, prácticamente no hubo más juego y todo se definió por penales.

En esa instancia, el conjunto argentino no pudo. Hulk estrelló el primer remate de la tanda contra el palo derecho del arquero y Marcos Rojo convirtió el suyo, por lo que parecía que podía dársele al equipo de Miguel Ángel Russo. Pero luego, Villa, Esteban Rolón e Izquierdoz, este último con un tiro muy desviado, fallaron sus ejecuciones.

La polémica inundará las repercusiones de la serie y con absoluta lógica. Dos fallos muy concretos y muy extraños le negaron goles a Boca en la ida y en la vuelta. Quizás el de Buenos Aires haya sido incluso más insólito, pero la acumulación es lo que generó mayor bronca entre los jugadores del equipo eliminado. Caer en octavos de final es un golpe muy duro para un equipo con tantas aspiraciones, pero las circunstancias deberían atenuar el golpe.