El Kun de Independiente

La semana previa al 5 de julio de 2003 comenzó a hablarse de un jovencito especial. Un tal Sergio Leonel Agüero había sido subido a practicar con el equipo de Primera de Independiente con solo 15 años. No era un esquema ideal: el Rojo sufría una crisis económica descomunal que sólo seis meses después de haber ganado un título local le había quitado a casi todo el plantel.

Por eso, Óscar Ruggeri, por entonces entrenador del Rey de Copas, decidió no sólo convocar, sino también darle unos minutos, a la gran promesa del club, a pesar de su edad. Con 15 años, un mes y tres días, entró contra San Lorenzo y mostró un descaro impropio de su juventud.

Un nene en Primera División.
Un nene en Primera División.

El conjunto de Avellaneda era terreno pantanoso para proyectar a un juvenil de ese talento, por lo que tardó un tiempo acomodarse en Primera División. Sin embargo, en los amistosos de verano, siempre surgía el mismo rumor: Independiente era un equipo de mediocre para abajo, pero si la pelota le caía al chiquito morocho que había debutado tan joven, todo se iluminaba.

Finalmente, en el 2005, con Julio César Falcioni como entrenador, todo el país conoció su potencial. Aquel joven que había sorprendido a todos en su debut pasaba a ser popular bajo el apodo de "Kun" por un dibujo animado llamado "Kum Kum" al que sus abuelos le veían algún parecido.

Con menos de 18 años se cargó al hombro un equipo con limitaciones extremas y si bien ni sus compañeros ni su entrenador pudieron darle soporte como para que obtenga un título, dejó perlas históricas, como dos actuaciones inolvidables frente a Racing en el Cilindro de Avellaneda. En una de ellas, convirtió aquel gol en el que le destrozó totalmente la cintura a Diego Crosa.

Su paso por el Atlético Madrid

Fue transferido por una cifra récord para el fútbol argentino al Atlético Madrid con sólo 18 años. Hoy se tiene una visión diferente del equipo Colchonero. A partir de la llegada de Diego Simeone se transformó hasta ser una potencia económica y deportiva del mundo.

Pero, por entonces ni siquiera tenía tanta firmeza en la Primera División de España y mucho menos se ilusionaba con un campeonato. Allí, con compañeros que estaban lejos de las estrellas que hoy tiene el Aleti, también consiguió hacer historia. En sociedad con algunos pocos talentosos como Diego Forlán y el portugués Simao consiguió ganar la Europa League y la Supercopa de la UEFA.

Su verdadera casa, el Manchester City

El destino le tendría preparado un verdadero hogar para su siguiente paso: el Manchester City. Otra vez, la perspectiva actual engaña. Cuando el Kun llegó al sitio que se convirtió en su casa, el equipo de los "Ciudadanos" no era lo que es hoy. Era apenas un germen del ambicioso proyecto del Grupo Etihad que transformó a la institución.

Y Agüero fue la cabeza de esa transformación. Ganó nada menos que 15 títulos, se convirtió en el goleador histórico del club con 260 tantos, en el extranjero con más goles en la historia de la liga inglesa y en el cuarto máximo goleador general. Una verdadera aplanadora a la que supieron temer los grandes históricos del Reino Unido, que solían burlarse del derrotero del Manchester City.

Por supuesto, el recuerdo más indeleble es el de la primera Premier League que ganó, aquella del legendario minuto 93:20. Agüero, en una jugada a pura guapeza, consiguió el 3 a 2 que le dio el trofeo a su equipo en un partido memorable ante el Queens Park Rangers. No sólo significó el primer título de liga después de 44 años, sino que también implicó arrebatarle el torneo a su clásico rival, el Manchester United.

El grito de un gol histórico.
El grito de un gol histórico.

La Selección Argentina

En todo este recorrido imborrable por clubes, falta el detalle para nada menor de su carrera en la Selección Argentina. El Kun supo ganar dos Mundiales sub 20 con la albiceleste. En el primero, en Holanda 2005, con sólo 16 años y con Lionel Messi en el equipo, no tuvo gran participación. Aunque fue determinante para la obtención del título: entró nada menos que en la final ante Nigeria, en un encuentro que estaba muy trabado, e inventó una jugada bárbara que derivó en el penal y gol decisivo.

Ya dos años más tarde, en Canadá 2007, sería amo y señor del torneo. No sólo fue campeón sino que fue distinguido como el mejor jugador del campeonato, por lo que le dieron el Balón de Oro y fue el goleador, por lo que obtuvo también el Botín de Oro.

Sin manos para tantos premios.
Sin manos para tantos premios.

También fue parte fundamental de la obtención de la medalla dorada en fútbol masculino de los Juegos Olímpicos de Beijing. En aquel equipo con Messi, Juan Román Riquelme, Ángel Di María y Javier Mascherano, entre otros, el delantero fue titular en cinco partidos. La rompió en la semifinal ante Brasil, donde convirtió dos goles y le hicieron un penal.

La frutilla del postre fue su participación en la Copa América de este año, en la que disputó cuatro partidos y finalmente pudo conseguir el tan ansiado título con el seleccionado mayor, después de los golpes en la final del Mundial 2014 y de las Copas América de 2015 y 2016. Como si eso fuera poco, es el tercer máximo goleador histórico de la Selección Argentina.

El final en Barcelona

Seguramente los hinchas catalanes se habrán quedado con las ganas de ver mucho más a este brillante delantero. Pero, tal como expresó en la conferencia de prensa en la que anunció su despedida, si algo le faltaba era que el último gol que figura en su carrera sea en un clásico ante el Real Madrid. 

Seguramente el cierre ideal a una trayectoria tan formidable no sea uno obligado, como en este caso. Pero cualquier tristeza respecto de algo que no está al alcance es injustificada, especialmente si todo lo que sí ha estado en sus manos ha sido con tanto éxito. Uno de los más grandes talentos de la historia del fútbol argentino decidió, con toda sensatez, cuidar su salud y su vida. Con la tranquilidad de haberle dado todo a aquel deporte que ama.