El Barça se estrenó el 14 de septiembre en una nueva edición de la Champions League, la competición por excelencia del fútbol de clubes. Un escaparate internacional de primer orden donde demostró que se encuentra a años luz de los equipos punteros del continente. El equipo, que se encuentra inmerso en un período de reconstrucción, tuvo la mala suerte de quedar emparejado con el Bayern de Múnich. Uno de los clubes aspirantes a ganar la competición estrellada. Y las sensaciones que ofreció el FC Barcelona fueron verdaderamente pésimas. Toda la previa del partido quedó marcada por el funesto recuerdo del 2-8, un resultado histórico que se sumó a la lista de noches negras europeas protagonizadas por el conjunto culé.

Muchos de los jugadores que vivieron en primera persona aquella tragedia volvían a enfrentarse con el Bayern, pero esta vez en unas condiciones diferentes. El equipo jugaba el partido como local, y lo hacía en un partido mucho menos trascendental, como es un duelo de fase de grupos, donde un desliz no te elimina directamente del torneo. Pero la derrota que el Barça sufrió ante el Bayern de Múnich por 3 goles a 0 es quizás más humillante que el 2-8. El conjunto entrenado por Koeman no encontró en ningún momento opción alguna para hacer daño al equipo bávaro; no fue capaz incluso de chutar entre los tres palos en todo el encuentro. El Bayern podría haber salido sobre el césped del Camp Nou sin portero y no habría pasado absolutamente nada. 

Uno de los grandes ausentes de la noche en clave azulgrana fue Leo Messi. Los aficionados del Barça notaron en primera persona su ausencia, un jugador brillante que era capaz de romper un partido, ya no estaba allí para salvar el naufragio culé. La incorporación del mejor jugador de la historia del Barça por el Paris Saint Germain obliga a los catalanes a iniciar una remodelación generacional. El PSG hizo honor a la popular expresión "all in" -conocida dentro del mundo del poker y que hace referencia a la acción de usar todo lo que uno tiene - y consiguió juntar en un mismo equipo a Messi, Mbappé y Neymar. Los parisinos han sido capaces de mantener a todas sus estrellas y aumentar el ritmo competitivo de la plantilla; un club que aspira a ganar la Champions este curso.

Un escenario diametralmente distinto al que personaliza el FC Barcelona, con una columna vertebral envejecida conformada por los cuatro capitanes: Piqué, Busquets, Alba y Sergi Roberto. Jugadores que precisamente escucharon silbados cuando fueron sustituidos del césped del Camp Nou. Solo Gerard Piqué se salvó de la quema pública, ya que el jugador no abandonó el terreno de juego hasta que finalizó el enfrentamiento.

El Barça se estrena en Champions sin Messi

Es fácil imaginar cuál habrá sido la reacción de Messi al ver el partido por televisión. Siendo amante del fútbol como se ha declarado en más de una ocasión, tendrá dos sentimientos contrapuestos: El primero seguramente sea de tristeza, ya que muchos de los jugadores que conforman actualmente la plantilla han compartido vestuario con el astro argentino desde hace más de una década. Y el segundo -desgraciadamente para los intereses barcelonistas- será de alivio. Mantenerse otro año en el FC Barcelona habría significado sumar un fracaso más a su carrera deportiva; manchada estos últimos años por las derrotas europeas. Al final la marcha de Leo servirá para que ambas partes puedan enderezar su carrera. Por un lado, el astro argentino podrá competir ya este mismo año con un equipo de garantías, y por otro, el Barça podrá aumentar una marcha más con relación a la remodelación que necesita, donde los talentos jóvenes puedan ir sumando minutos y experiencia.

La sombra de Messi será muy alargada, y el Barça va a sufrir mucho esta temporada cuando se encuentre con equipos de primera línea. Pero hay que recordar que los clubes de élite suelen agrandarse ante la adversidad, y nos encontramos solo en el mes de septiembre. Este impacto traumático contra la pared de la realidad puede acelerar la reconstrucción deportiva del Barça, y si obtiene cruces fáciles en la Champions podría superar eliminatorias. Solo hay que recordar el papel del Chelsea la temporada pasada. El club londinense terminó sumando una Champions League más a su palmarés gracias a un cambio de entrenador. Tuchel aportó aire fresco a los "blues" y creó un equipo de autor. El Barça podría efectuar un camino similar si Laporta sustituye al director de orquesta, un escenario nada descartable teniendo en cuenta el planteamiento de Koeman sobre el césped del Camp Nou.