El torneo que se originó de manera por demás escandalosa culminó, para sorpresa de nadie, con un escándalo. Racing derrotó 2 a 1 a Boca gracias a un bochornoso penal en tiempo adicionado y ganó la Supercopa Internacional. Facundo Roncaglia abrió la cuenta, Johan Carbonero igualó la historia y Gonzalo Piovi marcó el penal decisivo.

El partido tuvo bastante ritmo para se el primero del año para ambos, pero también estuvo cargado de imprecisiones propias de la inactividad. En ese esquema, y sin que haya un dominio claro de ninguno de los dos, las ideas de la Academia parecían un poco más claras a la hora de crear fútbol.

Sin embargo, fue el Xeneize el que abrió el marcador. Roncaglia ya había avisado poco antes de una pelota parada y más tarde, a los 17, tras un centro de Norberto Briasco, Agustín Sández peinó a la altura del punto del penal y el propio ex defensor de la Selección Argentina apareció por el segundo palo, muy sólo, y sacó un bombazo formidable de volea para poner a su equipo 1 a 0.

Pasaron menos de dos minutos y llegó el empate. Piovi rechazó una pelota que perdió Benedetto, Maximiliano Romero pivoteó magistralmente y Maximiliano Moralez puso a correr con espacios a Carbonero. El atacante nunca frenó la carrera, encaró a Javier García y definió muy bien al primer palo. El equipo de Fernando Gago terminó claramente mejor el primer tiempo.

Sin embargo, en el entretiempo Hugo Ibarra mandó a la cancha a Ezequiel Fernández, quien entró bien y cambió bastante la dinámica del partido. El conjunto de La Ribera manejó mejor la pelota durante los primeros minutos del complemento y parecía finalizar más entero desde lo físico para el alargue, a pesar de que la jugada más clara había sido una acción en la que Carbonero gambeteó al arquero y con el arco vacío no pudo definir.

Cuando ya corría el tiempo adicionado y quedaba muy poco, llegó el grave error arbitral que ensució el partido. Carbonero recibió muy sólo en la medialuna del área y pateó pero la pelota se desvió. Antes de que saliera, Jonathan Gómez llegó a toda velocidad y la metió. Sández se tiró, bloqueó el tiro, la pelota volvió a darle al atacante y en una segunda instancia le dio en la mano al defensor.

El juvenil de Boca no fue a la primera acción con la mano en un lugar imprudente, no pudo controlar de ninguna manera donde quedó su mano luego de la carambola, no tuvo ninguna intención de tocar la pelota y no tuvo tiempo de correrse para evitar el contacto. Pero Fernando Rapallini igual sancionó penal. Piovi lo ejecutó con violencia y lo cambió por gol.

Racing arrancó el año de manera positiva y una vez más demostró que pisa muy fuerte en diversos ámbitos. Tiene un gran plantel y un muy buen equipo, más allá de la polémica que rodea casi todo lo que juega.