El presidente de la FIA, Mohammed ben Sulayem, ha perdido en toda línea su batalla con los equipos de la F1 para posibilitar la entrada de Andretti-Cadillac a la F1 en 2025 o 2026, según la publicación británica Daily Mail.  

Luego de anuncios absurdos de un golpe de estado en el ente rector del deporte motor mundial para poner a David Richards (otro integrante del Clan Ecclestone) como presidente, y de una burda operación de prensa rescatando declaraciones de un machismo atávico de parte de ben Sulayem hechas en 2001, el dirigente árabe recibió señales de quita de apoyo de sus propios partidarios y dejaría la operatividad de la F1 a Nicholas Tombazis, uno de los innumerables echados de Ferrari que terminan en la FIA.

Según la publicación británica, ben Sulayem envió una carta a los equipos anunciando su intención de ser “presidente no ejecutivo de la FIA”, amparándose en la nutrida contratación de gerentes profesionales para gestionar el organismo desde que asumió la presidencia (una excusa para barrer todo lo que huela a Jean Todt en la FIA). Ben Sulayem se centrará en ‘asuntos estratégicos de liderazgo’.

El dirigente es cuestionado también por la completamente antidemocrática instalación de una censura previa a los pilotos de F1 desde 2023: no podrán hacer declaraciones ‘extradeportivas’ en los contactos protocolares con la prensa durante los fines de semana de carrera, so pena de sanciones.

El trasfondo de toda la pelea es el pánico de los equipos grandes de Europa a quedar en ridículo ante un proyecto de Andretti-Cadillac rápidamente exitoso, en un campeonato en el que se necesitan tres años de desarrollo para ser competitivos y cinco (como mínimo) para pelear por títulos.