En pocos meses, el presidente norteamericano Joe Biden, elegido por los norteamericanos para reemplazar al imprevisible Donald Trump, ha generado un descalabro de política exterior pocas veces visto en los Estados Unidos.

En solo ocho meses, llamó asesino a Vladimir Putin, hizo que los chinos se levantaran de la mesa de negociaciones en la primera reunión bilateral, y ahora, ordeno una caótica salida de las tropas norteamericanas de Afganistán, de las que ayer confesó: "no puedo garantizar que la retirada no genere perdidas de vidas".

Lo que la mayoría que los norteamericanos no se explican es que, si retirándose de este modo no se puede ni siquiera garantizar el escape de los propios estadounidenses en territorio afgano, porque no se organizó de otro modo. Porque no se llenó de tropas y se aisló Kabul hasta que haya salido el último ciudadano.

Otro de los elementos que no se consideró, son los "colaboracionistas" con la ocupación norteamericana, que después de 20 años son decenas de miles, muy especialmente en Kabul. ¿Como harán en sus próximas invasiones para tener los imprescindibles colaboradores internos, a sabiendas que después de cumplir su propósito serán abandonados sin más?.

La propia prensa norteamericana esta demoliendo a Biden por esta decisión y sus resultados, los legisladores demócratas tampoco lo perdonan y la republicanos aprovechan su inconsistencia para destrozarlo.

En el partido de gobierno hay mucha preocupación por las consecuencias políticas de todo esto, si el desastre se acentúa se va a hacer muy cuesta arriba generar la elección dentro de tres años y pueden sufrir una catástrofe en las legislativas del año que viene, que le haga perder el control del Capitolio.

Biden camina por la cornisa. Un norteamericano muerto mientras abandona Kabul puede ser un desastre sin precedentes.