Leandro Santoro es actualmente legislador de la Ciudad y es la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales por el distrito, que postula el Frente de Todos. De origen radical, exhibe un discurso menos confrontativo que sus compañeros de espacio, y participó de Diálogos Continental.

Leandro, te estuve escuchando en diversas entrevistas. Estas aportando un perfil de moderación y diálogo que posiblemente el ciudadano de la Ciudad de Buenos Aires lo prefiera al tradicional discurso kirchnerista. Pero a la vez lo veo a Rodríguez Larreta radicalizándose porque sus encuestas le dicen que tiene que estar un poco más agresivo. ¿Cómo te sentís en esa lógica?

¿Qué raro no? (Se ríe). Bueno, primero es donde siempre me moví en esta línea. A veces la televisión te lleva, por ahí por la dinámica del conflicto y del show mediático, a gritar un poquito más, pero la verdad es que mi historia personal es una historia de encuentro y de diálogo con muchos compañeros de distintas fuerzas políticas.

Al día de hoy yo tengo gran relación con muchos radicales que quedaron en Juntos por el Cambio, incluso con muchos militantes del PRO, algunos son importantes dirigentes en su espacio y mantengo canales de diálogo y hasta un afecto personal.

Como vos sabes, yo vengo del alfonsinismo y Raúl me enseño de muy chico a que no había que personalizar y que había que tratar de discutir siempre ideas, entonces desde ese lugar, me siento cómodo.

En relación a lo que está pasando con la derecha, ya lo hemos visto en otros países del mundo, la ultra derecha come de los votos de la derecha más moderada y la derecha más moderada en lugar de reafirmar sus convicciones a veces comete el error de radicalizarse para trata de evitar esa fuga electoral.

Ojalá que corrija el rumbo porque me parece que después de tanto años de democracia, ya hemos aprendido que las dicotomías totales digamos y los conflictos extremos no conducen a nada, no es estado versus mercado, es estado y mercado, mercado interno y mercado externo, salario y rentabilidad, no es una cosa o la otra.

Pareciera como que algunos, su núcleo duro, les exige determina postura. ¿Vos no te sentís exigido por tu núcleo duro a mantener esa postura o está tan asegurado el núcleo duro kirchnerista por la presencia de Cristina, etc., que te permite jugar un poco mas otros roles?

Pasa que yo también trato de ser amable en las formas, también soy conceptualmente muy claro, preciso, no tengo ambigüedades. Me siento respaldado por mi núcleo duro. Yo defiendo una visión de país donde trato de incluir la visión del otro pero donde está siempre muy claro, muy presente, cuáles son los intereses que defendemos.

Yo para tratar de seducir a un sector de la sociedad, no soy capaz de hacer lo que hacen otras personas, otros candidatos de desdecirse de lo que piensan o de decir cosas que incluso no están convencidos, a mi eso no me pasa.

Yo los debates los doy siempre con honestidad intelectual, la verdad es que trato de ser consecuente a pesar de que en la Argentina de hoy es muy difícil digamos porque cambia todo tan rápido y todo es tan brusco y tan violento muchas veces, la forma de tratarnos y de vincularnos, que se complica, pero sin embargo creo que la gente percibe una coherencia conceptual.

¿Dejaste de ser radical o sos radical dentro del Frente de Todos?

Yo decía la vez pasada que era no binario, no binario político, que esa categoría es absoluta, por ahí ya está mucho más relativizada. Mira, siempre fui un tipo de centro de izquierda, una persona que se sentía cómoda definiéndose como social demócrata, como progresista, y lo cierto es que el radicalismo tomo una decisión que es virar ideológicamente hacia las posiciones más conservadoras y yo ya sentía que ahí no tenía lugar y también es cierto que el peronismo tuvo un gesto de hospitalidad con los que venimos del radicalismo que a mí me sorprendió y a muchos correligionarios sorprendió.

Por eso hoy en el Frente de Todos encontrás radicales como Palazzo, que es el Secretario General de la Bancaria, como Nito Artaza, como Ricardo Alfonsín que también está muy cerca nuestro, como embajador en España, Leopoldo Moreau, y la cantidad de compañeros que militaron en el radicalismo que hoy forman parte del Frente de Todos que no son conocidos es enorme.

Entonces, ¿hoy hay bipartidismo?, no, hay bifrentismo. El bipartidismo de los 80 no existe más. Hoy hay un bifrentismo donde tenés un poco de todo en cada uno de los poderes.

¿Qué aspiración tenes en la elección? ¿Hasta donde creés que podes llegar? ¿Podes ganar?

Siempre uno trabaja para ganar pero la verdad es que nuestra aspiración es mucho más modesta. Es tratar de mejorar la elección del 2017, que es la que me hizo legislador, donde sacamos 21,9% y obtuvimos 3 diputados nacionales y 6 legisladores. Hace 18 años que el PRO no pierde en la Ciudad de Buenos Aires, entonces entendemos que hay que construir una alternativa que vaya de menor a mayor y que cambie la tendencia.

Si mejoramos frente a la elección del 2017 que fue una elección de medio término, yo me voy a dar por satisfecho.

Te elegiste para tomar referencia una elección donde salió muy mal tu espacio. Fue la peor elección para el Frente para la Victoria.

Si, pero bueno, estuvo siempre 22 puntos, 25. La mejor elección fue la elección del 2019, donde sacamos 31% de la ciudad de Buenos Aires pero también es cierto que la teníamos a Cristina y a Alberto en la boleta y era la heladera vacía de Macri. Vos pensá que hoy nosotros estamos en un contexto de pandemia en donde todos los gobiernos en el mundo pierden las elecciones y sin embargo nosotros tenemos en la global la expectativa de ganar.

Si conseguís ese objetivo, ¿el futuro? ¿Siempre laburando en la Ciudad de Buenos Aires?

Si si si. A mí me gusta la Ciudad, sé que es un terreno difícil, sé que es muy difícil disputar la hegemonía del PRO porque ha armado un partido político muy profesional , muy serio que interpela muy bien una sensibilidad que a nosotros nos es un poco mas esquiva pero también creo que el progresivo merece una oportunidad acá y me parece que después de casi 15 años de gestión, es hora que empecemos a plantear la necesidad de la alternancia, porque cualquier espacio político se oxida gobernando tantos años y se necesitan refrescar ideas.

El último gobierno progresista o que se colocó en ese lugar fue el de Aníbal Ibarra. ¿Retomarías algunas de las políticas que el PRO dejó de lado de Ibarra? ¿Los tiempos cambiaron?

No, los tiempos cambiaron y me parece que cualquier comparación con el pasado es odiosa para bien o para mal. Trato de no caer en eso. Si te podría decir que hay un común denominador de los gobiernos progresistas en el mundo y también de los gobiernos progresistas locales, que tiene que ver con dedicarle más recursos a los bienes públicos, a la salud y la educación pública y con tratar de que el Estado cumpla un papel más activo en la creación de empleo. Entonces desde ahí me parece que sí podemos encontrar puntos de  contacto con otras experiencias.

Santoro con el presidente Alberto Fernández
Santoro con el presidente Alberto Fernández

Últimas. Lo peor y lo mejor de la gestión de Macri. Si hay algo que puedas destacar como lo mejor.
Me cuesta menos encontrar cosas positivas en Larreta que en Macri incluso, porque creo que lo de Macri fue tan terrible por todos lados, no sé que hizo bien. Yo creo que lastimó muchísimo, dañó mucho Macri. Y negativas te podría decir que el endeudamiento y todo lo que generó. Porque a ver, la pobreza es la consecuencia de un problema más grave. La causa de todo esto es siempre la Argentina con dificultades con los dólares, la restricción externa, el bimonetarismo.

El que más o menos sabe cómo funciona la cosa, sabe que nosotros tenemos un problema con el dólar hace muchos años entonces haber metido mano ahí me parece que fue un error imperdonable.

Y la misma, de Alberto.

Lo que pasa que a Alberto es difícil juzgarlo por la excepcionalidad de la pandemia. Le toco gobernar en la emergencia, es muy difícil. Muchas cosas se hicieron mal y muchas cosas se hicieron bien pero hay que estar en los zapatos del hombre para tomar decisiones a los dos meses que asumiste, vos pensá que hay gobiernos quela pandemia los agarra a los dos años de funcionamiento, donde vos ya tenés el equipo acomodado. A Alberto le agarró a los dos meses.

Es el Presidente que presidió una pandemia.

Es una cosa muy rara. Vos pensá esto. Alberto asume y lo primero que empezamos a hacer es a renegociar la deuda con los acreedores privados, no es lo mismo renegociar con el fondo que es un interlocutor que con los fondos de inversión privada que te prestaron. Son 50 tipos, 50 reuniones, 50 intereses distintos, y todo esto por zoom. O sea, fue muy difícil y es muy difícil.

Otra cosa, tuvimos que armar el IFE para asistir a la gente, nueve millones de personas lo cobraron. No había base de datos, no estaban registrados en el ANSES esos nueve millones de argentinos. Muy difícil lo de Alberto.