Según diversas ONG  de ayuda a las mujeres, buena parte de las migrantes que escapan de la odisea de vivir en Venezuela, van a su país vecino Colombia, y un alto porcentaje de ellas se ve obligada a prostituirse, por la falta de trabajo o directamente, porque muchos hombres intercambian alimentos o vestimenta, a cambio de sexo.

"Directamente no se les acepta el dinero aunque lo tengan, la moneda de cambio es el sexo", explican en Alianza por la Solidaridad, una ONG que busca proteger los derechos femeninos de mujeres de cualquier origen.

La Fundación Arcadia revela casos puntuales escalofriantes. “Recuerdo el caso de una mujer que le pagó a un transportista con sexo oral”, refiere Miguel Ángel Villamizar, trabajador social de la Fundación Censurados, una ONG que con voluntarios y muy pocos recursos ayuda a inmigrantes venezolanos.

La mujer logró cruzar la frontera y salir de Venezuela, pero no tenía dinero para comprar un pasaje de autobús que la llevara al centro de Cúcuta. El trayecto, sin embargo, es corto. Es de aproximadamente media hora en automóvil y, en transporte público, el precio del pasaje no llega a un dólar.

Además  "son como un trofeo y muy demandadas por los narcos, por ejemplo, en México y también por los de Colombia". En este sentido, el informe de Alianza por la Solidaridad recoge el testimonio de una mujer de Cúcuta que describe la situación de su vecina: "Hay una vecina mía allá arriba y el hombre de ella la prostituía".

Los expertos detallan que "la mujer venezolana está muy sexualizada en Colombia" y para conseguir ayuda, siempre le piden sexo a cambio. "'¿Quieres hospedaje para la noche? Sí, pero quiero sexo'. Ni siquiera se le acepta dinero a las mujeres venezolanas, el sexo vale como moneda de cambio con ellas".