La Fundación Garrahan fue una de las pioneras en el reciclaje de tapitas. Y hoy en todo el país hay recipientes en los comercios, clubes y oficinas para que los ciudadanos puedan comenzar con una cadena que va a finalizar en Villa Soldati, donde se realiza la molienda. Antes se debe realizar una última supervisión para clasificarlas y limpiarlas. Y con máquinas especiales trituran toneladas de tapitas que luego van a ser vendidas como materia prima para ser reinsertadas en la industria del plástico.


Desde el 2006 lograron recolectar la cantidad equivalente a cuatro estadios repletos de tapitas. Patricia Gavilán, coordinadora de este programa de reciclado, explica que con parte de lo recaudado se puede colaborar con el cincuenta por ciento de los tratamientos ambulatorios de la Casa Garrahan. Pero además tienen convenios con algunas empresas que consisten en darles la materia prima para que elaboren productos –como el kit de balde, palangana y palita– que luego se vende en los supermercados a beneficio de la fundación.


Norberto Levy es arquitecto y director de Quanta, una empresa que también lleva años utilizando tapitas pero para la fabricación de mobiliarios y juegos de plaza. Desde Paraná y a partir de las campañas de recolección en conjunto con los municipios, obtienen las tapitas y el resto del plástico desechado que van a usar para obtener el producto final.


Este plan de recolección de plásticos llamado “Puntos limpios" se logra mediante la integración a las campañas de recolección selectivas de los municipios que se encargan de la separación, luego de embalarlo y luego de trasladarlo para su entrega. De esta manera además se contribuye a la educación y a la economía en la recolección, explica Levy.