Las PASO fueron un gigantesco avance institucional para nuestro país. La preselección de los candidatos, debería mejorar la oferta electoral, y de hecho, eso ha ocurrido en algunas oportunidades. Ha, además, otorgado la posibilidad de participación de sectores de los partidos políticos, habitualmente postergados por los oficialismos y por otro lado, minimizó los efectos de los famosos “aparatos”.

Sin embargo, en algunos otros aspectos no han generado el resultado esperado. Por ejemplo, los partidos políticos han intentado por todos los medios eludir la competencia interna, que en definitiva, es el epíritu de las primarias. Con eso han conseguido que sus listas únicas tengan financiamiento estatal para una campaña doble: la de las PASO y las generales.

Esta mañana en el programa Buen Día Continental, de esta emisora AM 590, el ex jefe de Gabinete de Ministros y uno de los autores de la norma que instauró las PASO, Juan Manuel Abal Medina, planteó la necesidad de perfeccionar el sistema de primarias.

Pero el cambio propuesto no parece lo mas eficiente. Abal Mediana se manifestó a favor de quitarle la obligatoriedad a los ciudadanos de participar de la elección. Esto tendría como efecto inmediato la devolución del poder a los aparatos políticos.

Veamos un simple ejemplo. Un puntero que controla 2 mil votos en algún barrio porteño, tenía gran poder en las elecciones partidarias internas antes de la PASO y lo perdió con las mismas. Habiendo en ese distrito 300 mil personas con la obligación de votar, sus dos mil aparateados no valen nada.

Quitar la obligatoriedad del sufragio le devolvería su inmenso poder y la posibilidad de manipular el proceso electoral son ese subterfugio.

Sin embargo hay otras reformas viables que podrían ser interesantes. Los partidos que presenten lista única, no tienen porque participar de la primaria. No hay nada que elegir. Entonces, darle fondos estatales, dinero para boletas, espacios en radio y televisión es un costo injustificable.

Por ende, lo mejor sería que el estado solamente asista a los partidos que sí tienen competencia interna. Ellos participan de esa primaria, reciben fondos, asistencia del Poder Judicial, y espacios para su publicidad. Los que lleven lista única, deberán ir directamente a la general. 

Los partidos o alianzas reciben los mismos fondos si en las PASO tienen competencia real o lista única. Si la competencia existe, según la ley, se dividide el dinero y los espacios entre las listas, por parte iguales. Si va con lista única, todo el dinero y los espacos lo usa esa lista única.

De tal modo, si el partido A, recibe 100 pesos y 1.000 minutos y lleva lista única, esa lista usa el total. Mientras, si el partido B recibe lo mismo y tiene 4 candidatos, cada uno usará 25 pesos y dispondra´de 250 segundos.

En definitiva, la ley castiga a quien respeta su espíritu. Los que compiten, tienen menos dinero y menos posibilidad de hacer llegar sus propuestas. Los que llevan lista única, hacen dos campañas: la de las PASO y la general. Eso es delirante y hay que modificarlo, es la esencia de la norma, vulnerada por misma norma.

Hay otras mejoras para estudiar, pero con el delicado equilibrio de no retroceder en el terreno ganado. Es con mas democracia y no con menos, como vamos a salir adelante.