Los rumores se intensificaron ayer, y pese a la desmentida oficial de Sergio Massa, continúan con intensidad en el día de hoy: habría cambios clave en el gabinete, en el que el presidente de la Cámara de Diputados, asumiría un rol central en la administración.

Podría tratarse de la jefatura de Gabinete de Ministros o una suerte de Super Ministerio de Economía que incluya: transporte, energía, obra pública, AFIP, producción y otras áreas que tengan que ver con el manejo total de todas las variantes de la economía en crisis.

Semejante control de la gestión, implica claramente, el desplazamiento del presidente Alberto Fernández al lugar de "figura decorativa" o "protocolar", recayendo toda la responsabilidad del manejo de la crisis, en Massa.

Es, sin dudas, el último recurso del gobierno para sobrevivir a una debacle que muestra a un presidente desconcertado, que parece ajeno a la realidad y que no encuentra soluciones a problemas autoinfligidos.

Massa también se juega todo. Por eso pide todo. Va a matar o morir, porque, no es un secreto, el líder tigrense tiene expectativas mas altas para su carrera política, de hecho, fue candidato presidencial, y rondó el 20% de los sufragios, nada despreciable. Al margen de si su imagen hoy, es mas o menos valorada que entonces, un ordenamiento de la economía puede ponerlo en carrera y un fracaso, quitarlo de la misma para siempre.

Pero esa chance de "no éxito" es de alta probabilidad en este contexto. Massa recibiría un verdadero destrozo, una masacre económica, financiera y de credibilidad del estado. Entonces, con lógica, pretende ser absoluto responsable y artífice de su destino. No es posible que los que manejaron hasta acá la botonera de la derrota, influyan en el destino del actual presidente de la Cámara de Diputados. Va a matar o morir pero no a cargarse un ancla atada al pie, un abrazo de oso.

Todavía hay mucho por hablar. Acaba de regresar la la posiblemente efímera Silvina Batakis, que fue enviada a negociar con el FMI, a la que no parece haberle ido tan mal, pero que podría haber sido despedida en Ezeiza, siguiendo el estilo presidencial. Y falta la reunión de Massa con Alberto Fernández, que se producirá mañana, donde el traspaso del manejo absoluto del poder, deberá quedar muy, pero muy claro.